Capítulo 1

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El Reino de Daegu despertaba con el día soleado y el cantar de las aves, el sol se asomaba de entre las montañas, siendo el palacio el primero en tener la dicha de ser iluminado por los radiantes rayos de sol.
Los pueblerinos iban de acá hacia allá, dando los buenos días entre ellos mismos, siendo que todos se conocían.

En una humilde, pero hermosa casa, despertaba un adorable y lindo joven de tan solo 17 años de edad.
Muy dulce con todos los que le rodeaban, y trabajador para su familia.

Se levantó de su cama con una gran sonrisa en su rostro y caminó hacia el espejo del tocador observando su cabello rubio desaliñado.

—Parece un nido de pájaros — murmuró tratando con sus manos de arreglar su cabello.

—De ratas, diría yo — se burló su madre entrando a la habitación. Se acercó a él y apoyó su mentón en el hombro de su hijo, quién la miraba con una sonrisa por el reflejo del espejo — Pero aun así, luces hermoso mi tesoro — Depósito un dulce beso en una de las mejillas regordetas y sonrojadas de su hijo.

—Tú luces igual de radiante que siempre madre — Jimin se giró para abrazarla y dejar un beso en su frente — Creo que el desayuno se quema.

La señora Park, inhaló profundo, sintiendo como el olor a quemado llegaba a sus fosas nasales.

Abriendo los ojos en grande, dijo — ¡Los panqueques! — salió de la habitación como si su vida dependiera de eso.

Jimin con una gran sonrisa salió de su habitación para ir al baño de la casa y poder asearse.

Poco después bajó a la cocina en donde lo esperaba un plato de panqueque con miel, su madre le sirvió un vaso de café con leche mientras él tomaba asiento en la mesa.

Jimin esperó a que su madre tomará asiento frente a él para comenzar a desayunar.

—¿Y papá?

La señora Park dejó la cuchara a un lado y con sus dedos masajeó sus sienes.

—No lo sé. Desde ayer por la mañana que salió y no ha vuelto — habló con un tono preocupado.

—No te preocupes madre. Debe estar tirado por alguna taberna, ya sabes lo borracho que es — habló con fastidio.

Amaba a su padre, pero estaba aburrido de las borracheras de este, lo único que hacía era ir a alguna taberna y beber alcohol hasta quedar inconsciente.
El señor Park no trabajaba y por la tanto Jimin y su madre tenían que hacerse cargo de los gastos.

—Para ser sincera contigo hijo — la señora habló despacio — Tu padre no me preocupa.

—¿A no?

—Lo que me preocupa es de donde saca el dinero para pagar su vicio.

Jimin dejó el vaso de café a medio camino de sus labios, sintiendo cómo la preocupación empezaba a crecer.

—Bueno, sí, mi padre prestó dinero, se hará responsable él, no nosotros — dijo decidido.

Su madre asintió y continuaron con su desayuno tranquilo.

Una hora después Jimin salía de casa con destino a su trabajo, su madre lo despidió con un fuerte abrazo y un cariñoso beso en la mejilla.

—Buen día — le saludo su anciano vecino.

—Buen día, señor Choi — le devolvió el saludo con una agradable sonrisa que hacía a sus ojos formar medias lunas.

Por todo el camino recibió saludos y él amablemente les sonreía y hacía leves reverencias.
Estaba a pocos pasos de la panadería en la que trabajaba, pero antes se adentró en una floristería.

Rey Sanguinario •|YOONMIN|•Where stories live. Discover now