La misión.

1.8K 397 487
                                    

8

Ir andando de la mano con Will hace que mi corazón de vuelcos inexplicables, y al mismo tiempo me sienta un poco culpable por Samy, pero no estamos haciendo nada malo ¿No? Solo quiero saber más de aquel niño que al cumplir la mayoría de edad se fue de la casa y nunca volvió más.

Para cuando llegamos la noche está ya muy cerca y es cuestión de minutos para que todo el cielo se oscurezca y pronto la luna tome su lugar iluminado el cielo, aún tomados de la mano me guía por un par de pasillos y saluda a una señorita que supongo debe ser la portera.

Se detiene frente a una puerta grande, puedo notar como los nervios me gobiernan pero una sonrisa por parte de el me hace calmarme, saca unas llaves y abre la puerta dejándome pasar a su casa.

Lo primero que noto es que huele a el, ni siquiera me había dado cuenta que reconozco su olor hasta ahora, «Que acosadora querida» en cuanto cierra la puerta por un momento nos quedamos a oscuras hasta que se escucha un "Clic" y las luces iluminan cada parte de casa.

Mis ojos se abren por el asombro cuando ven la gran ventana que deja ver la ciudad, los autos en la carretera hacen que parezcan pequeños focos andando de un lugar a otro y las luces de los edificios le dan un toque impresionante.

No puedo evitar ir ahí para observar mejor, casi quiero tener mi cuaderno de dibujo, sentarme y plasmar ese paisaje en papel.

— Lo se, a mi también me gusta la vista — susurra Will detrás mío — Creo que más ahora.

—¿Más ahora? — pregunto atontada.

El sonríe negando con la cabeza, no puedo evitar quedarme mirando su sonrisa, vale debo de apartar la mirada antes de que piense que soy una acosadora, siento como acomoda dos cojines en el suelo y me hace una señal para que me siente junto a el.

— Cuando compré el departamento pensé que te gustaría está vista — dice mientras mira a la nada — Y por tu sonrisa creo que acerté.

Juego con mis manos mientras trato de encontrar alguna clase de palabras que puedan ayudarme a iniciar una conversación.

— Cuando... cuando te fuiste de casa ¿No te sentiste solo?

Mi voz sale por lo bajo al sentir que estoy tratando un tema delicado.

— Como cualquiera, pensé que estaba haciendo mal — dice y después sonríe — Pero era eso o aguantarte llorando.

—¡Oye yo no lloraba tanto! — me quejo.

— Claro que sí, por todo, una vez lloraste porque tío Danger lavo tu ropa y tú blusa blanca se pinto de rojo.

—¡Era mi blusa favorita!

La habitación se llena con nuestras risas que se sumergen con el ruido del tráfico nocturno.

— Desde ese día empecé a lavar mi ropa para que tío Danger no lo hiciera —digo.

— Sabía decisión señorita pinceles — murmura.

— Es mi turno — digo cansada de que nos riamos a mi costa.

Saco mi móvil y entro a galería (tengo el espacio lleno jeje) busco en las últimas fotos hasta encontrarme con la que estoy buscando.

— Mira esto — me burlo.

En la foto está un mini Will de 13 años posando para la foto junto con una paloma que está quieta viendo al mini Will en alerta.

— Joder no...

Amor de papel ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ