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—Shinichiro...Shinichiro— suspiraba la mujer, mientras movía de manera placentera su trasero sobre el bulto que se formaba en los pantalones de su novio.
El pelinegro aferraba sus manos a las grandes caderas de su novia, totalmente exitado por el movimiento y por la manera en la que iba vestida.
Ese traje de conejo le quedaba de maravilla.
Stella sonrió al ver impaciente al pelinegro e iba a cumplir cada capricho de él, se lo merecía por ser el cumpleañero.
—Mierda Stella...te ves tan hermosa con eso puesto— le dijo Shinichiro haciendo sonrojar a la rubia, él se acercó a ella y comenzó a besarla, cada vez el ósculo se volvía demandante, la fémina dejó que su chico metería su lengua dentro de su cavidad bucal, poniéndolos aún más calientes.
La rubia sintió como Shinichiro comenzó a pasear sus manos inquietas por todo su cuerpo, haciendo que su piel se erizara. Amaba que su pelinegro la tocara. Dio un leve salto al sentir aquellas grandes manos apretar su trasero.
—Eres un pervertido...— susurró con la mejillas coloreadas.
—Solo contigo, hermosa— le respondió él para después bajar la parte inferior del traje dejando expuestos los pechos desnudos de la rubia, con sus manos los apretó y después llevo un pezón a su boca succionando de este, Stella sentía mucho placer incluso se atrevía a decir que se encontraba muy empapada ahí abajo.
La lengua de su chico sí que hacía maravillas.
—Párate— ordenó el pelinegro dejando confundida a la rubia— ¿no que ibas a cumplir todas mis órdenes sin rechistar, cariño?— dijo sonriente el de ojos oscuros. La rubia terminó parándose y entendió a lo que este se refería cuando vió que desabrochaba su pantalón— en cuclillas— Stella acató la orden, su boca se hizo agua con solo ver la polla erecta de su novio— ya sabes que hacer, amor— Shinichiro palmeó la cabeza de su chica. Stella no se hizo de rogar y comenzó a lamer toda la longitud del pene, dandole mayor atención a la punta y masajeando el resto con su mano. Succionaba fuertemente sacándole gruñidos al pelinegro que ya se sentía cerca de venirse.
—E-Espera— la detuvo él con dificultad, antes de venirse quería cumplir con lo que siempre había querido hacer, una rusa entre las grandes tetas de su novia. Tomó su dura polla y la situó entre los pechos de la rubia, está comenzó a llevar el ritmo poniendo sus manos a los lados de sus tetas para apretar el miembro que ya se encontraba goteando. Después de unos minutos, Shinichiro llegó a su clímax manchando sus pechos y una parte de su rostro.
Stella llevo un poco del semen de su novio a su boca tragándoselo, sus ojos brillaron de la emoción, quería más.
—Espero que eso no haya sido todo, cariño— soltó con doble intención la mujer poniéndose nuevamente encima de Shinichiro.
