𝙺 𝙸 𝚂 𝚂

112 24 34
                                    

El cielo estaba despejado y una suave brisa fresca formaban parte del agradable y perfecto día para el festival cultural en la preparatoria Fukurōdani.

Todos los clubes deportivos se dedicaron a compartir una hora por la mañana a jugar y enseñar a todo el que quisiera. El club de voleibol había sido el último en abrir sus puertas, acabando su turno justo a la hora de la comida.

—Creo que voy a reventar. —Konoha empujó su bol de ramen casi vacío, apoyándose en el respaldo y acariciando su barriga.

Komi, Washio y Kaori imitaron su acción, suspirando, mientras Yukie y Bokuto terminaban de devorar sus dos platos propios para pelear por las sobras recién dejadas.

Akaashi paseó sus ojos por todos sus compañeros, dando otro bocado a su onigiri de umeboshi, masticando de forma lenta para poder disfrutarlo.

Le dio una suave patada a Bokuto, quien le miró con ojos interrogantes y mejillas tan llenas como una ardilla. Empujó su bol de ramen medio lleno hacia él, acercando a sí mismo el plato con cinco onigiris más, faltando los cuatro que ya se encontraban a mitad de camino para hacer la digestión. Los ojos de su capitán brillaron con verdadera emoción, dejando de pelear por el bol de Washio con Yukie, fue a devorar el que le acababan de ofrecer.

Las comisuras de la boca de Akaashi se curvaron en una casi imperceptible sonrisa que tapó con el onigiri a medio comer, pero no pudo negar sentir la mirada de Konoha sobre él. Sabía que le observaba, siempre atento a todos sus gestos cuando se encontraba con Bokuto desde que descubrió sobre sus sentimientos por el ruidoso capitán. No quería mirarle y enfrentar sus ojos analizadores y sonrisa altanera; carraspeó y miró hacia el lado contrario, concentrándose en disfrutar lo que le quedaba de almuerzo.

—Bokuto tenemos que irnos. —Se levantaron Konoha y Washio, preparados para luchar por separarle de la comida.

—¡¿Ya?! ¡No he terminado mi plato todavía! —Lloriqueó para engullir a toda velocidad lo que quedaba. Sus dos compañeros de clase suspiraron, cogiéndole cada uno de un brazo. —¡Aghashi, tienes que venir a vernos! —gritó, mirando por última vez hacia atrás y dejándose arrastrar.

—Nosotros también tenemos que irnos, ese cuarto de clarividencia no se va a terminar solo—habló Yukie, después de limpiarse la boca con una servilleta y levantándose, siendo seguida por Kaori, Komi y Sarukui.

—Tú serás la clarividente con la bola de cristal ¿no? —preguntó Akaashi en un tono desinteresado, dando otro mordisco.

—Por supuesto, aunque no me hace falta una bola para ver algunas cosas. —Le guiñó un ojo, haciendo que se atragantase. —¡Pasaros después de ir a la cafetería! —gritó antes de coger de la mano a Kaori y echar a correr.

Akaashi bebió agua, tratando de calmarse. ¿Yukie también se habrá dado cuenta? Era una pregunta algo absurda, estaba seguro de que sí, quizás incluso fue ella quien le dio la idea a Konoha de fijarse en sus sutiles actos. Un escalofrío recorrió la longitud de su columna. En algunas ocasiones, Yukie parecía una verdadera bruja.

Anahori y Onaga se quedaron con él, terminando sus respectivos platos con un poco más de rapidez. Los dos estudiantes de primero debían ayudar con los preparativos de su clase en poco tiempo, iban a montar un túnel de miedo y debían disfrazarse.

Akaashi los acompañó a su clase y después se dirigió a la de Bokuto, que quedaba un poco lejos. Esa clase de tercero había montado una cafetería y debían llevar unos trajes de camareros, y por lo que le dijo Konoha, a su capitán le quedaba de infarto. Se autoconvenció de que solo iba para apoyar la idea de sus amigos, la curiosidad de ver a Bokuto no tenía nada que ver. Claro que no.

The kissing booth [Bokuaka]Where stories live. Discover now