Capítulo 7

918 111 59
                                    

A pesar de haber estado sintiéndome extremadamente tensa y nerviosa, puesto a que no sabía lo que podía llegar a pasar teniendo a alguien tan peligroso como Seonghwa a mi lado, el cansancio terminó venciéndome en cierto punto de la noche, por lo que caí dormida de forma inevitable.

Al abrir mis ojos a la mañana siguiente, percibí que nadie había intentado despertarme: las cortinas estaban cerradas y la habitación aparentaba estar vacía. Volteé hacia mi izquierda, con el fin de observar el otro lado de la cama, y noté que mi consorte ya no se hallaba recostado allí. Supuse que se había ido más temprano para hacer sus deberes.

Pero, ¿por qué nadie me había obligado a levantarme?

Me encontraba sentándome en mi lugar cuando alguien ingresó de manera repentina a mis aposentos. Se trataba de una de las criadas, que al darse cuenta de que estaba despierta, se inclinó ante mí para demostrarme su respeto.

—Buenos días —le dije, arrastrando un poco las palabras—. ¿Podría decirme qué hora es?

—Buenos días, Su Majestad —contestó la muchacha por lo bajo—. Es cerca del mediodía.

No pude impedir soltar un chillido en señal de sorpresa.

—¿Incluso ya pasó el desayuno? —cuestioné, completamente confundida—. ¿Por qué no me han despertado temprano como de costumbre?

El sonido de la puerta siendo abierta interrumpió nuestra conversación, y nos obligó a desviar la mirada hacia donde se hallaba.

—Permítame contestarle esa pregunta —Hyeri se adentró al lugar, luciendo igual de majestuosa que siempre—. Su Majestad ordenó que la dejáramos dormir por si estaba muy cansada. También anunció que por hoy se encargará de las tareas de ambos, y que usted puede tomarse el día para hacer lo que quiera. Es muy considerado, ¿no cree?

Frente a su respuesta, levanté ambas cejas, manteniendo una expresión de seriedad en mi rostro.

Más que considerado, me resulta sospechoso.

—Uh... Se suponía que hoy aprendería sobre mis responsabilidades.

La muchacha sonrió.

—Se ve que a Su Majestad le pareció mejor cambiar los planes —pasó a decir, a la vez que la sirvienta se acercaba con un tazón de agua entre sus manos—. Tome provecho de ello y haga lo que desee antes de que lo estresante comience en su vida. Puede leer, escribir, dibujar, pintar, o incluso dormir.

Una idea cruzó de inmediato por mi cabeza.

—¿Qué tal si salgo a conocer Tidesny?

Mi Dama de Compañía me miró con obviedad.

—Bien sabe usted que tal actividad es imposible de realizar ahora mismo —comenzó a elaborar, mientras me estiraba un pañuelo para secarme la cara empapada—. Está estrictamente prohibida por Su Majestad, al menos hasta que su matrimonio se dé a conocer de forma pública. Por favor, intente relajarse en el palacio. Hay mucho que puede hacer aquí.

Evité rechistar y me levanté de la cama.

—Lo entiendo... —mentí descaradamente—. Por cierto, sé que ya casi es hora del almuerzo, pero, ¿podría desayunar ahora? Me temo que mi estómago me está molestando.

—Por supuesto —contestó Hyeri, para luego observar a la joven a mi lado—. No es necesario que vaya a avisar, iré yo. Usted ayude a Su Majestad a vestirse.

La hija del Conde de Ynita se retiró de la habitación, no sin antes haber hecho una reverencia en forma de despedida. Posterior a ello, permití que la chica a mi lado colaborara en mi cambio de prendas.

INFAMOUS | park seonghwaWhere stories live. Discover now