Capítulo 6- Nunca jamás.

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El frio me cala en los huesos cuando aterrizamos, me incorporo al sentir que nos habíamos detenido, Milán seguía dormida con la aboca abierta, parecía la Milán que solía conocer, me levanto de mi asiento y Alejandro me toma llevándome al privado.

-¿Que pasa?- le pregunto cuando entramos.

- Esta son tus maletas.- No tengo idea como las consiguió, pero reviso y efectivamente era mi ropa, pero la mayoría se veía nueva y que no era mía.

- Cámbiate a algo deportivo y que te ayude con el frio y en esta maleta- Me pasa una maleta mas pequeña y una mochila deportiva- pon solo lo necesario- me quedo observándolo seria- ¿que?- me pregunta como si no entendiera.

- ¿Como quieres que ponga lo necesario si no me dices donde estamos?

- Vamos a una montaña y hace frio, ya apúrate.- se va y me deja sola rascándome la cabeza pensando en que ponerme.

Me tomo mi tiempo cambiándome, me asomo y esta nevando ¡en pleno Octubre! empiezo a usar mi maravilloso cerebro y no tardamos mucho de viaje a lo que me lleva a la posibilidad de que estemos en Canadá.

Después de un rato, salgo a tropezones con mi maleta y ya están todos abajo, menos Milán, empiezan a ayudarme con las maletas, las camionetas son Mercedes- Benz Clase G y el que vea las camionetas todo terreno me hace pensar en donde es que nos meterán estos hombres.

Sale Milán con cuatro maletas y Máximo la ve mal, todos nos volteamos haciéndonos pendejos viendo pura estupidez, Alejandro golpeando las llantas de la camioneta, yo observando donde están las maletas, Mario y Pablo tomándose fotos.

- Milán te dije que solo podías 2 maletas.- Le reclama.

- Si, pero yo no necesito dos, necesito cuatro, ya lo sabes y mejor cállate porque sabias que yo no quiera venir con la muerta-me señala- y me obligaste, aparte que me traes al culo del mundo y no me dices nada.- exclamó la princesa española.

- Pues quiero ver como las llevaras toda, allá no quiero que andes molestándome que no puedes con las maletas porque te lo dije.

- Si allá necesito ayuda, pues me ayudas, porque para empezar yo no quería estar aquí.

- Ni modo pues te aguantas.

- Ya es tarde, tenemos que irnos, ustedes- Alejandro señala a dos personas que nos ayudan con nuestras cosas- ayuden a la señorita con las maletas y suban las cosas a la cuarta camioneta- Le hacen caso y Milán se sube a la camioneta indignada con Máximo, todos suspiramos y tomamos cada quien su respectiva maleta.

Estaba acostumbrada a los caprichos de Milán, solo que ese capricho combinado con su mal humor es catastrófico.

Se sube Alejandro tomando el volante y comienza a manejar.

- ¿Por que nos han traído aquí?- le pregunto.

-Es lindo, solo relájense.- me sorprendo y comienzo a reírme- ¿que?- se molesta.

- Es que tu diciendo que nos relajemos no es lo mas convincente y creíble, pero esta bien, bueno ¿Para que trajiste a tus escoltas a un lugar como este?

- Para que nos ayuden en lo que necesitemos.

- Claro, tu nunca podrás dejar el lujo.- pongo los ojos en blanco.

- Tu tampoco.

-Claro que si.

-Vivir en un pueblo no te quito los lujos, campirana falsa.

-No sabes nada.

-Dejar de vestir caro no te quita que no sigas viviendo con lujos.

-Claro que si puedo vivir sin lujos.

Nudos Rojos (#2)Where stories live. Discover now