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RICHIE TOZIER SE SENTÍA EXTRAÑO, había tenido un sueño demasiado raro e incomodo.

Estaba en una pequeña casa que desconocía completamente, estaba parado en el jardín del lugar. De repente se le acercó un chica, tomó con sus frías manos su cara y lo hizo voltear a verla, ella era hermosa. la chica revolvió su cabello con una sonrisa mientras su otra mano acariciaba la mejilla de Richie, se acercó y el vio sus labios medio abiertos, pálidos y un poco gruesos. Ella cada vez se acercaba lentamente hacia el, como en una cámara lenta, cuando finalmente lo besó. Richie no tenía idea como besar, nunca había besado a alguien pero en el sueño se sentía espectacular.

Despertó y lo suave que estaba abrazando era su almohada. Lo único que lo asombró no solo fue la belleza de la chica, si no que era ella.

Stella era la chica de sus sueños. Menuda porquería pensó. Se volteó con la espalda completamente pegada a la cama, tiró su sabana al piso y volvió a pensar en el sueño. En el por qué lo disfrutó tanto y en el por qué quería que se hiciera realidad.

Alzó la vista hacia la esquina superior de su habitación, miró el reloj, eran las diez y media. Tenía que ir con los perdedores a la cantera justo a las once en punto, y ya iba tarde. Se levantó y no se molestó en tardarse en elegir, de todas maneras, se quitaría la ropa al nadar. Su madre lo esperaba con un desayuno sobre la mesa, lo terminó tan rápido que Maggie Tozier pensó que se iba a ahogar con el.

El chico tomó su bicicleta y salió casi volando de su casa, se despidió de su madre gritando un adiós, y luego siguió con su camino, pasó por el cine al que había ido con sus amigos, y se preguntó por qué tenía tanto miedo de decirle a Stella "claro que es una cita, ¿palomitas con mantequilla?" Casi choca con una paloma que venía hacia su cara por pensar en eso, y llegó a la cantera a tiempo. Stella todavía no estaba ahí.

Todos los chicos se habían quitado la ropa para quedar en unos graciosos calzoncillos blancos y comenzar una guerra de escupitajos.

—Oh Dios mío eso fue terrible, yo gané— dijo Richie cuando Eddie escupió.

—¿Ganaste?—

—Si—

—¿Viste mi escupitajo?—

—¡Ese fue más lejos! Es por distancia—

—Masa, siempre fue por masa—

—¿¡Qué es masa!?—

—¿Qué importa que tan lejos caiga? Importa que tan genial se vea, si es verde, blanco, jugoso y gordo—

—Bien. ¿Quién va primero?— Dijo Bill, interrumpiendo la pequeña pelea.

—¡Voy yo!— detrás de ellos apareció Beverly Marsh —Cobardes—

—¡Diablos!— Gritó Richie —Maldita sea, nos humilló una niña—

—Hola chicos— Se escuchó la voz de Stella, traía una de sus playeras gigantes, Tozier no pudo dejar de pensar en todo, el cine, su sueño y en lo tierna que se veía con esa playera a las rodillas.

Stella no se quitó la ropa, ni siquiera pasó por su mente hacerlo, solo saltó. Como todos los perdedores lo hicieron después de ella.

Jugaban, se tiraban agua, Richie ahogaba a Eddie, hacían guerritas, bromeaban. Fue en el momento en el que Richie y Stella nadaron y sus caminos se chocaron, salieron del agua riendo.

—Lo siento— Los dos seguían riendo suavemente, pero al darse cuenta de la cercanía que había entre ellos, pararon al instante.

Richie recordó su sueño, por quinta vez en el día. Solo se miraban a los ojos y a veces a los labios, sus manos se juntaron inconscientemente así como también sus caras lo hacían.

—¿Qué fue eso?— Gritó Eddie, haciendo que se separaran muy sonrojados pero sus manos siguieron juntas, dentro del agua.

—Algo me tocó el pie—

Bill se acercó a revisar —Es una tortuga— dijo.

[[...]]

Stella miraba el lago, tenía sus pies en las piernas de Richie el hacia un "masaje" rejuvenecedor para las plantas de los pies. Claro que era una tontería pero eso no importaba; era la mejor excusa que podía hacer para acercarse a ella. Beverly estaba tomando el sol bajo la mirada de los chicos. Richie paró su masaje repentinamente y miró fijamente a Stella, parecía un acosador. Hills no tardó en darse cuenta.

—¿Qué miras?— el chico se volteó sonrojado y siguió con el "masaje" —Solo estoy jugando, se que te mueres por mi— Le dio tanta satisfacción  y ternura ver la cara sonrojada de Richie, ni siquiera sabía de donde sacó el valor para decirle eso.

—Noticias, Ben. ¡Estamos de vacaciones! ¿Qué es esto?— hablaba Richie.

—Eso no es de la escuela—

—¿Quién te envío esto?— Preguntó, sacando una postal, Ben se la quitó de las manos.

—Nadie—

—¿Es un proyecto de historia?—

Stella retiró sus pies de las piernas de Richie y se acercó.

—Cuando me mudé aquí no tenía con quien estar, así que empecé a pasar tiempo en la biblioteca—

—¿Fuiste a la biblioteca? ¿A propósito?—

—Si, Rich. Es un lugar donde hay cosas llamadas libros que se pueden leer...— Le dijo Stella, Richie solo le sacó la lengua.

—Quiero ver—

—¿Qué es The black spot?— preguntó Stanley.

—Era un club nocturno que incendió una secta racista— respondió Eddie.

—¿Qué?— dijo Stella.

—¿No miras Geraldo?—

—Las personas normales no lo hacen, Edds—

—Tu cabello...— Los chicos se tiraron su atención en Bill y Bev.

—Tu cabello se ve hermoso, Beverly— halagó Ben.

—Bien, Gracias—

—Rompe la incomodidad, Richie— le susurró Stella.

—¿Son puros muertos y desaparecidos?—

—Derry no es como ningún pueblo donde haya estado— decía Ben —Hicieron un estudio una vez. y la gente muere o desaparece más que el promedio nacional. —

—¿Leíste eso?— preguntó Beverly

Hanscom asintió —Y eso con los adultos...con los niños es peor. Mucho peor. Tengo más cosas si quieren ver—

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐈𝐑𝐋 | Richie Tozier Where stories live. Discover now