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Te advierto que si estás esperando una gran historia de amor, cómo aquellas que te relatan en Disney este no es tu lugar.

Yo siempre pensé que el amor era una cosa reservada para los adultos. Siempre me resultó asqueroso pensar en tener que tomar de la mano a alguien, la misma mano que utiliza cuando va al baño o cuando se saca los mocos. Y ni hablar de los besos, ¿existe algo más asqueroso que compartir saliva con alguien más? Existen muchísimas enfermedades y la mayoría de ellas se contagian mediante fluidos así que bueno, prefiero estar sano.

Además, era común ver a personas llorando durante días lluviosos, quejándose por haber entregado su corazón a la persona incorrecta y lamentándose por haber perdido tanto tiempo en aquel fallido amor... no gracias yo prefería mantener mi corazón con todos sus pedacitos.

Pero este soy yo ahora, enamorado desde hace dos semanas, sufriendo la peor de mis dolencias en estos largos once años de vida.
¿Por qué tuve que descubrir el dolor que es amar?  Es que yo realmente tenía una vida feliz y completa. Hace dos semanas yo era feliz.

Vivía el fantástico sexto de primaria, tenía amigos geniales con los que me gustaba jugar fútbol o salir a pasear con las bicis. Tal vez no tenía las mejores calificaciones pero me iba bien en la escuela... la sobrevivía básicamente.
Pero sobre todo, la botella que le puse a mi bici no se ha caído así que soy el único en la pandilla que al que aún le suena como motocicleta.

¡Oh Felix Felix Felix por que tuviste que llegar a mi vida! Solamente me has puesto patas arriba.

Aunque bueno, a quién engaño, siempre ha estado en ella.

Conozco a Felix desde el prescolar, mi mamá y su mamá se hicieron cercanas y nosotros tuvimos que hacerlo también. No voy a mentir, me agradó al primer segundo, él era muy pequeño y parecía tan frágil. Era un año menor que yo así que solo nos podíamos ver durante los recesos y cómo siempre se le dificultó hacer amigos, se juntaba conmigo y mi pandilla.

Felix era muy tímido, recuerdo que la primera vez que hablamos mantenía sus manitas unidas y la cabeza gacha para ocultar el sonrojo en sus mejillas. Yo también estaba nerviosos y verlo tan callado me hacía estarlo aún más. No sabía que preguntar y cuando lograba formular alguna pregunta, Felix me respondía en un microsegundo dejándome nuevamente en blanco.

Pero las cosas cambiaron, la mamá de Felix comenzaba a tener más trabajo y luego se mudó de ciudad, así que ya no tuve más contacto con él, hasta hace dos semanas.

Mi vida seguía siendo bella, hace dos semanas me encontraba viviendo mi vida relajante de un onceañero, paseando por el parque de la ciudad, disfrutando del comienzo de las vacaciones de verano cuando música llegó a mis oídos. Sonaba lejana y eso sólo despertó mi curiosidad así que comencé a buscar el origen de las melodías y así fue como descubrí que daban clases de baile en una oficina dentro del parque.

Yo los miraba desde afuera, notando como la gente meneaba su cuerpo al ritmo de la música. Parecían disfrutarlo en demasía y eso encendió un gran deseo en mí, quería lucir igual de feliz y libre. Así que me esperé hasta que todos salieran, porque claro no iba a hablar cuando tantas personas pondrían atención a mí, y entonces hablé con el maestro para pedir toda la información posible.

Cuando llegue a mi casa, lo primero que hice fue hablar con mi mamá y explicarle todo lo que había logrado recordar respecto a las clases y aunque al inicio ella dudó, me permitió asistir a las clases de baile.

Exacto, mi primer gran equivocación fue tomar esa mugrosa clase de danza.

ᴍɪ ᴘʀɪᴍᴇʀ ᴀᴍᴏʀ ~ ʜʏᴜɴʟɪx 🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora