Extra 1

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Me aíslo de todo mi alrededor para dedicarme únicamente a Sam jugando con Angie, no puedo estar más orgulloso de que nuestra hija se tan parecida a ella

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Me aíslo de todo mi alrededor para dedicarme únicamente a Sam jugando con Angie, no puedo estar más orgulloso de que nuestra hija se tan parecida a ella. Nuestra pequeña tiene un juego floral con su pequeño vestido azul de margarita y una cosa de tela que Sam le dice turbante; mientras mi esposa luce más hermosa que nunca con overol celeste una talla más para ella y su cabello recogido con una pañoleta similar al vestido de Angie.

—A veces no logro adivinar si tienes la mirada de enamorado —cuestiona Chris con muecas de romántico—, o mirada de prendido.

Sonríe acusatoriamente y de completa maldad. Y así es como mi gemelo logra quitarme mi momento de alegría, giro mi cabeza para verle despectivamente desde la banca del parque.

—Tú sí que sabes cómo arruinar mi momento. —enfatizo lleno de sarcasmo.

Mi sonrisa falsa se lo reafirma, pero no tiene ningún efecto en este menso.

—Si te refieres a imaginarte cómo hacer otro mini sin que tu hija se entere, claro... es tu momento.

—¿Debo recordarte las pocas veces que he estado en problemas por tu culpa? —reniego sin rencor.

Exhala a mi lado volviendo a la culpa, me fascina hacerlo sufrir un rato recordándole la golpiza que me dio Kurt por su culpa cuando pensaron que traicioné a Sam; antes de que vuelva a su discurso de la culpa alguien a mi lado izquierdo se sienta con la vista a las dos mujeres que disfrutan del columpio. Connor nos saluda escueto sin quitarle la mirada a Sam, es que ella puede dejar sin aliento y cautivar la atención de cualquiera.

—Nunca pude agradecerte, amigo. —confiesa admirándolas.

—¿El qué?

Pregunto algo desorientado observando su perfil.

—Por traer la felicidad a su vida —suelta con plena calma, conecta la mirada con nosotros y sonríe agradecido—, la sacaste de un mundo que no era para ella por más que Sam intentara fingir que sí. Gracias por nunca rendirte con ella, no sabría decir quién es más afortunado.

Sus palabras remueven en mí días que sentí complicados de soportar, frente a mis ojos pasa cada recuerdo en el que mentía su verdad para no hacerla sufrir, pero verla creer que nunca sufrió todo lo que pasó me mataba. Sé que Chris está prestando toda su atención porque es un chismoso.

—Tiene mucha suerte de tener una persona tan incondicional como tú, pero tú también eres muy afortunado de tener a alguien con un corazón tan bondadoso.

La sonrisa se me cola porque sé que yo soy el más afortunado de tenerla y no haberla perdido por completo hace años.

—Pero recuerda que lo incondicional puede tener un fin, así que jamás caigas en la tentación porque Samantha es como una hermana para mí —recuerda algo intimidante, pero esa sonrisa me relaja con su broma—, y si le haces algo perseguiré tu trasero como no pude hacerlo en aquella fiesta.

Por cada recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora