Capítulo 22

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–¿Estás bien? Te noto cansada.–Me preguntó Jack cuando me senté en uno de los sofás que había en el salón.

Nate y yo habíamos vuelto hace horas de la playa y cuando llegamos a la ciudad cada uno cogió el camino a su casa. Agradeceré enternamente ese momento que tuve con él y lo guardaría toda mi vida en mi memoria.

Estaba en el salón de casa ya que mis padres estaban trabajando y María y sus hijas–Amber y Lili–habian ido de compras, por lo que me ha contado Jack, se irán pronto.

Te ha hecho una pregunta hace medio siglo y sigue esperando que respondas.

Mierda.

–Si, estoy bien. Solo estoy cansada por los exámenes.–Que mentira más grande, ni siquiera había empezado a estudiar.

–Bueno, es entendible.–Dijo haciendo una mueca. Jack no estudiaba, había salido de bachillerato en su primer año al darse cuenta que estudiar no era lo suyo, pero trabajaba siempre.

–¿Tú estás relajado al no estudiar, verdad?–Le pregunté para que captasemos nuestra atención en él.

No quería que nuestro tema de conversación fuese mi miserable vida.

–En parte si, pero tampoco es fácil eso de trabajar.

–Pero cuando piensas en que te van a pagar se te pasa.–Dije sonriendo amargamente. ¿Por qué no me pagaban a mi al soportar a los idiotas de mi clase?

–Si, supongo que si.–Dijo riendo.

Extrañamente estaba teniendo una conversación con Jack y no nos habíamos matado o dicho "cosas feas" como las llama Daya. Ya que pensaba en ella, debería de haberle preguntado qué tal van las cosas con Gael, sabía que estuvimos juntos ayer pero era necesario que me contase cosas en privado.

–¿Esto siempre será así?–Me preguntó Jack.

–¿A qué te refieres?

–Esto de que no estés nunca en casa.–Aclaró.–La primera semana pensé que fue porque nosotros estábamos aquí y que estarías en casa de alguna amiga.–Lo dicho, era un completo iluso.–Pero a medida que han ido pasando estos dos largos meses veo que no tienes intención de hablar con tus padres o volver a casa.

–Esto ya no se siente como casa, es más, nunca se sintió así.–Dije encogiéndome de hombros.–Pero yo no me preocuparía, me largo de aquí en cuanto este verano terminé y deseo no voler jamás.

–¿Te vas a ir?¿Por qué?–La sorpresa en su voz me resultó extraña, no debería de importarle si me iba o no.

–La universidad a la que voy a ir esta en la otra punta del país, en California.

–Vaya, lo tienes todo planeado.

–Es normal que planee mi libertad. ¿Tú qué piensas hacer?–Le pregunté esta vez yo a él.

–Creo que seguiré más tiempo con mis padres y mis hermanas, no me veo preparado para independizarme.

–Podrias buscar un amigo con el que ir.–Sugerí, pues yo no me iba a ir sola.

–¿Tu irás con alguien?–Pude notar los celos protectores en su voz, era de los típicos primos que se preocupaban por su prima, que absurdo.

–Ire con mi mejor amiga y mi mejor amigo.

–Eso si que tiene que ser guay.–Dijo sonriendo de lado.

–Cruzemos los dedos para que así sea.–Vi el reloj que siempre estaba apoyado sobre la chimenea y vi que faltaban diez minutos para que mis padres regresasen, asique decidí marcharme.–Me iré ya, están a punto de venir.

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