Capítulo 6 - El conejo y los sombreros

344 63 37
                                    

- Tu cuarto es... sombrío – Observó Tori sin mayor sorpresa, lo había imaginado en algún momento.

Los cuadros de distintas clases de mariposas eran lindos, pero las masas metidas en frascos con líquido extraño le causaban a la morena escalofríos mezclados con asombro. No era su estilo, ella hubiera preferido unos cuantos posters de sus bandas favoritas y tal vez algunos cuadros de gatitos, pero después de todo, no era incómodo estar en el lugar.

Las luces bajas y los colores fríos le daban una sensación de tranquilidad y sobriedad.

- Gracias – Respondió la otra chica con orgullo – Pero no estamos aquí para que me halagues –

- No lo hago – Se defendió Tori.

Puede que se haya estado tomando muy en serio su pasada determinación de no permitir que Jade la intimidara más.

No iba a discutir con ella, le gustaba mantener las cosas en paz, pero estaba cansada de recibir malos tratos por algo que no habían logrado resolver.

- Tengo sed – Se quejó la morena, deshaciéndose de su chaqueta.

- ¿Y a mí qué? – Preguntó Jade sin mucho interés, mirando su teléfono.

- ¡Es tu casa! –

- Es como cualquier casa, Tori... Hay un sofá, estufa, refrigerador y esas cosas –

- Ya entendí... No te molestes, yo buscaré – Dijo Tori con un sarcasmo marcado que, sabía, era totalmente ignorado. Jade sonreía mirando la pantalla.

Bajó las escaleras, sintiendo la sensación extraña de timidez al recorrer una casa ajena. Rogando por no ver o toparse ninguna situación inusual o incómoda.

Su camino hacia el refrigerador no fue la gran cosa, cuando estaba tratando de decidir qué beber se sintió más relajada, lo cual hizo que el susto de escuchar una voz grave justo detrás fuera mayor.

- ¡Wow! - Exclamó un hombre alto de cabelló platinado. Tori lo recordaba de algunos eventos escolares pasados - ¿Estás bien? –

El hombre alternaba miradas entre la chica y el jugo derramado en el suelo. Tori retrocedió sintiéndose como una idiota.

- Lo... Lo siento señor West, es que creí que no había nadie y usted me... -

- No, no, déjalo – Detuvo su intención de limpiar el desastre – Sé que a veces puedo ser muy silencioso, fue mi culpa –

A la chica le parecía casi graciosa la comparación del tono de voz amable del señor West contra el de su impulsiva y malhumorada hijita.

- No, de verdad... Yo... - Tori tomó un par de servilletas y trató de recoger el líquido.

- No... Lo estas empeorando – Comentó con diversión el hombre.

Eso era aún más gracioso. Era un diálogo que se relacionaba directamente con la primera vez que Jade y Tori se encontraron en la escuela.

Un momento muy incómodo, por cierto, ver el rostro familia de la chica que no esperaba volver a encontrarse en su vida y, de la cuál, no sabía ni el nombre.

- Lo siento – Sonrió apenada y ambos se pusieron de pie.

- No importa... Mira, aquí tienes, una soda – Puso en manos de Tori una lata fría.

- Gracias – Sonrió ella.

- ¿Eres amiga de Jade? – Preguntó con un gesto de intriga e incredulidad – Digo es que... Jade nunca había traído a nadie más que al vago de su novio y... ¿Eres su amiga, de verdad? –

Hollywood M. ArtsOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz