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La briza de la tarde llegar a mis fosas nasales y parpadeo un par de veces, los pajaritos vuelven a sus nidos a pasar la noche al mismo tiempo que el sol se esconde.

Pasar la noche/día en una especie de cueva no es ni la mitad de terrible de como suena. Me siento fresca y con las suficientes energías para arreglármelas y volver a la ciudad. Creo que perdí a la secta de Banff camino a este lugar, de todas formas soy cuidadosa al salir del hueco donde me oculto.

Nada, quizás muy a lo lejos, pero por el momento creo estar sola.

Comienzo a caminar lentamente pero a paso firme, escuchando atentamente todo lo que me rodea. La naturaleza que bordea las montañas rocosas es simplemente espectacular, existe una gran variedad de flora y fauna y lagos cristalinos que se llenan con la nieve derretida de las montañas. Es una de las cosas que más deseo ver cuando vuelvo a casa.

Lamento no haber prestado más atención a las lecciones de mi abuela y tía Mary sobre como ubicarme sin google maps. ¿Por dónde es que se esconde el sol? Necesito regresar a Banff, pero sin toparme en el camino con la secta... manada de Gabriel. Su recuerdo me provoca otro escalofrío, y vuelvo a pensar en los eventos sucedidos. 

Bueno, podría estar llorando en una esquina muriendo de frío dado lo que ha pasado, sin embargo, no me siento asustada, no tengo frío ni hambre, no tengo a nadie realmente esperándome por un mes. Y aunque estoy en la punta de una montaña en una bata de hospital toda desgarrada y sucia, disfruto el aire fresco y el paisaje nocturno.

No me quedará otra que ir descendiendo para buscar un pueblo y algo más de ropa, aún no me explico como no he muerto congelada. Al acercarme más a tierra, los bosque comienzan a crecer, las ramas de los árboles no dejan ingresar la poca luz de la noche y me abraza el recuerdo de Jaden tirado en el suelo sin sangre en su cuerpo.

Y siento algo parecido a aquella noche.

¿Cómo he sido tan tonta?

El silencio se corta con un bramido, junto con una pesada marcha de cuatro patas.

Tomo una bocanada de aire para salir corriendo, pero me congelo, vuelvo a sentir hambre, pero esta vez por aquel lobo que me está mirando profundamente a los ojos.

Lo recuerdo, y sé que el también a mi.

Se me acerca, noto la confusión en su cara, luego... ¿tristeza?. No me alejo ni muevo ni un poco y lo dejo olfatearme. Vuelvo a tomar aire por la nariz y un deseo de placer abrumador hace que se me erice la piel. Doy una paso atrás lentamente, él da un paso adelante. 

Es una trampa.

Noto la presencia de dos hombres a mi espalda, y estoy segura que hay un par de lobos escondidos alrededor del bosque, esperando las órdenes de su líder. ¿Cómo no me he dado cuenta?

Aguardo a que vengan por mi, sin resistencia alguna, mirando al gran lobo con pena y decepción. 

-Pensé que me ayudarías -le murmuro. Negando con la cabeza por el segundo de conexión que había sentido con aquella bestia.

Todo pasa muy rápido, pero logro distinguir lo que sucede con gran precisión. Los hombres me agarran con más fuerza de la necesaria, y me amarran los brazos, desde el codo hasta las muñecas, con una gruesa soga que arde horrible al contacto con mi piel. Me quejo de la sensación.

El animal refunfuña, los hombres son grandes y huelen extraño. Estos bajan la cabeza en señal de reverencia al lobo, y nos ponemos en marcha detrás de él.

No sé donde nos dirigimos, pero no estoy de todo asustada, tengo la sensación de que aquel lobo no me hará daño realmente. Vuelvo a pensar en Gabriel... ¿Qué tiene el ojiazul que no me lo puedo quitar de la cabeza? Su aroma es igual de embriagante que el del lobo, y recuerdo el gran placer que sentí al morder su cuello.

¿Qué me está pasando?

Dos lobos más que se escondían en los bosques se nos unen a ambos lados. Solo los siento, llevo la cabeza baja e intento no pensar en el ardor y la picazón que provocan las cuerdas en mis brazos. 

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⏰ Last updated: Sep 02, 2023 ⏰

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Muerte al VampiroWhere stories live. Discover now