Capítulo 2 "Tenemos a Hermes Blackford"

105 18 8
                                    

Todavía me parecía bastante sorprendente lo que dijo el chico frente a mí.

— ¿Quieres que compre a tu hermano? —repetí lentamente.

Asintió con vehemencia.

— ¡Sí! —Se acercó un poco más—. Tu no deseas comprar algún chico y mi hermano se quiere ir de aquí ¿Quién mejor que tú?

Mordí el interior de mi mejilla, pensativa. Era cierto todo lo que había dicho Hefesto, no sabía quién era su hermano, pero tenía en común conmigo el disgusto hacia esta actividad. Lo ayudaría a salir de aquí sin alguna chica como claramente quería hacer.

¿Yo que ganaba con esto?

Al parecer, nada, pero me gustaba ayudar y ayudarlo a él no me costaba.

—Bien—le di una sonrisa tímida a Hefestos—. Compraré a tu hermano.

— ¡Genial! Ven, no hay tiempo que perder—tomó mi muñeca y me tironeó, cosa que hizo que me soltara inmediatamente de él.

—Hefestos, no puedes tironear a una mujer de esa forma, no es correcto—lo regañé suavemente. Entendía que él no sabía mucho de las reglas de conducta en estas galas. Le sonreí—. Puedo seguirte el paso, tranquilo.

Él asintió con sus mejillas comenzando a colorearse de vergüenza. Me pareció muy lindo y tierno. No era muy común ver a un chico sonrojarse.

Caminé detrás de él hacia la sala en donde se haría la subasta. Observé a las mujeres acercarse al escenario en donde supongo dentro de poco tiempo aparecerían los hombres por los palearían como si fueran hechos de oro. Suspiré. Nada de esto era de mi agrado.

Observé a mis padres en una esquina y en cuanto me notaron, mi padre me hizo una seña que fuera con todas esas chicas. Al pasar cerca de la señora Fleming, ella sonrió y sus hijas ocultaron sus risas. Quise rodar los ojos, pero me fue más satisfactorio observar como los prometidos de Elena y Anastasia quedaron maravillados mirándome como si fuera lo más bello que han presenciado sus ojos.

Que agradable.

Me acerqué con elegancia a las demás mujeres, que murmuraban lo bello que eran algunos solteros y por cual gastarían su dinero.

No me importa si Hermes no tenía un rostro agraciado, solo quiero ayudarlo.

Observé que Hefestos se colocó en una esquina con una mujer rubia y un hombre de cabellos negros. Parecían la trivial familia rica, creo que mi familia también tenía ese porte arrogante siempre. No era nada que no hubiera visto ya.

Hefestos notó que lo veía y sonrió abiertamente, gesticulando: — Confío en ti.

Le di una pequeña sonrisa y miré al frente, en cuanto Rachell, la encargada de la subasta, subió al escenario y nos dio las buenas noches. Sonrió.

—Buenas noches a todos. Como cada año, hacemos esta subasta para recaudar los fondos en el centro de adopción de Santa Catalina—comenzó—. Este años hay algunos nuevos solteros que se unen a esta emotiva causa para los pequeños del centro de acogida—caminó por el escenario, observándonos a todas—. Solteros que están orgullosos de ser parte de esto y...—su sonrisa tuvo un ápice pícaro—. Pasar tiempo con todas ustedes, bellas damas.

Las mujeres a mi alrededor soltaron risas cómplices y sentí que no estaban hablando de una simple caminata por el parque.

—Ahora, quiero que conozcamos a solteros que son parte de la subasta este año—hice una ademán hacía una esquina del escenario—. Pasen por favor, caballeros.

PROPERTY OF THE ICEMANWhere stories live. Discover now