Prometí quedarme a tu lado

04

Un día que estaban en el skatepark y Reki trataba de realizar algunos trucos, Langa solo lo observaba sentado a lo lejos mientras tomaba un poco de agua.

La sonrisa que llevaba Reki al momento de patinar era hermosa.

Ante los ojos de Langa no podía creer como aquella persona había traído felicidad a su vida en un abrir y cerrar de ojos.

Ahora tenía alguien que estaba siempre ahí para él, sus tardes ya no eran quedarse en casa aburrido y lamentando su vida, ahora podía estar con el mismísimo sol.

Entre los trucos que hacía Reki en uno falló y cayó lastimándose la rodilla, asustado el peliazul grito su nombre -Eiji!- se acercó corriendo hacia el para ayudarlo.

-Estas bien?- se podía notar en el rostro de Langa su preocupación pues el vio el momento justo cuando se cayó y no parecía un simple golpe.

-Si, si estoy bien, tranquilo, siempre suelo caerme- trato de calmarlo mientras tomaba la mano de Langa para poder pararse aunque al momento de hacerlo Reki pudo sentir el punzante dolor en su pierna y no lo logró.

El pelirrojo solo gimió del dolor tratando de apoyarse en su otra pierna -No, no estas bien, tenemos que ir a mi casa Eiji- el peliazul estaba tan preocupado y concentrado en el otro que ni siquiera se daba cuenta de con que nombre lo estaba llamando.

-Tranquilo Ash- soltó de la nada.

Al darse cuenta de los nombres que los 2 habían usado se quedaron viéndose el uno al otro confundidos.

El pelirrojo solo le empezó a pedir disculpas al otro por haberlo llamado de esa manera, tampoco el sabia porque lo había hecho.

Tratando de no tomarle tanta importancia pues estaba más preocupado por la pierna de Reki, el peliazul le ofreció llevarlo cargando hacia su casa.

Al no tener otra alternativa tuvo que aceptar con algo de pena.

-Langa-a pero yo pesó mucho, te vas a cansar- dijo Reki un poco nervioso, Langa solo rió al notarlo -No pesas nada, ven vamos- lo ayudó y lo llevo hasta su casa.

Ya en la casa de Langa le limpió la herida de su rodilla y le puso un poco de pomada.

Al tratar de pararse sintió sensible su pierna y volvió a sentarse rápidamente en la cama.

-Y si mejor te quedas a dormir, Reki?

Sorprendido por la pregunta del otro, lo dudo por un momento, de hecho esa era su primera vez yendo a la casa de Langa

-Y tu mamá no se molestara?

-Para nada, ya le he hablado de ti y aparte ella no vendrá a dormir esta noche, hoy le toca quedarse en el hospital-respondió Langa.

-Bueno viéndolo así esta bien, solo debo de avisarle a mi mamá- levantó su mochila del suelo tratando de encontrar su celular.

Langa sintió un alivio por dentro.

Reki se quedaría con el esa noche, esperaba que la calidez de Reki le ayudará para no tener pesadillas tan sólo por esa noche.

Le había prestado a Reki una camisa suave y unos pans para que pudiera usarlos como pijama y se sintiera más cómodo.

Estuvieron viendo un rato videos de skate hasta que pudo notar como Reki ya había caído rendido.

Podía notar su cabello revuelto al no traer su banda puesta.

Le pareció algo tierno verlo así envuelto como un cachorrito con frío entre las sabanas.

Decidió apagar su celular y trato de dormir.

Todo paso tan rápido de un momento a otro le habían disparado a Eiji.

Sintió como el miedo lo empezó a invadir por dentro y solo corrió a ayudarlo.

-Eiji!! Eiji!!- gritaba tratando de no perderlo, no a él por favor.

Sentía la desesperación correr por sus venas, pudo escuchar la ambulancia desde lejos.

Solo tenía que resistir, pronto le daría un fin a todo eso.

Eiji por favor quédate a mi lado...

No me dejes, tu no por favor..

Las lágrimas solo caían sin parar.

Viendo que se lo llevaban trato de forcejear, de ir con él, necesitaba estar a su lado, lo retuvieron mientras trataban de calmarlo, pero las lágrimas no dejaban de salir.

Se despertó llorando mientras susurraba el nombre de Eiji una y otra vez, se sentó pegando su espalda a la pared, tratando de aferrarse a la sabana.

Reki al escucharlo despertó y por instinto lo abrazó.

-Cálmate Ash, estoy aquí contigo..-susurró tratando de calmar a Langa.

Sin pensarlo Langa se aferró a el y lloró como nunca lo había hecho.

Se sentía bien al estar en los brazos de él, sabía que era su lugar seguro.

Reki solo lo abrazaba mientras trataba de acariciar su espalda, buscando darle algo de tranquilidad.

Langa solo le pedía perdón una y otra vez mientras lloraba.

-Nada de esto es tu culpa- contestó Reki con un tono de voz suave.

Y aferrados el uno al otro volvieron a quedar profundamente dormidos.