33. en el mar la vida es más sabrosa

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Maya

El dolor de cabeza me estaba matando, al abrir los ojos llevé mis manos hacia la frente, esa era el área de mi cabeza que más me dolía, me senté en la cama y observé toda la habitación, recordé que estaba en la casa de Armando, la puerta se abrió dejándome ver el torso desnudo de Aarón, él venía hacia la cama con una bandeja en manos, en la bandeja había un vaso de agua, un bote de pastillas y un delicioso desayuno.

—Pensé que todavía estabas dormida.— dejó la bandeja frente a mí.

—El dolor de cabeza me despertó.— tomé el vaso de agua para ingerir el líquido.

—Bebiste demasiado anoche, intenté detenerte, pero tú no me dejaste.— llevó una fresa a su boca.

—¿Qué hora es?— busqué mi bolso con la mirada, estaba sobre el sofá.

—Es medio día, si quieras quédate en la cama todos están durmiendo todavía.

—¿Por qué traes puesto traje de baño?— observé su tonificado cuerpo, tenía algunos tatuajes, en la espalda, pecho y brazos.

—Iré un rato a la playa, montaré mi moto acuática.

—¿Puedo ir contigo?— saqué una pastilla para tomármela.

—Por mí no hay problema, al contrario me agrada la idea, así te llevo a conocer unos cuantos lugares.— tomó otro pedazo de fruta.

— Termino el desayuno y vamos al departamento donde me estoy quedando, para que busquemos mi traje de baño.

—Como quieras.— se acostó a mi lado.

—¿Esta es tu habitación?— observé una foto de él en la pared.

—Si, si lo que te preocupa es si hicimos algo, tranquila no pasó nada, no voy a negar que me pedías que te follara.— me atoré con el pedazo de fruta que tenía en la boca.— eso lo haré cuando estés consiente.— me regaló una sonrisa.

(...)

Ya he sacado más de 6 trajes de baños, todavía no decido cuál ponerme, como sabía que tenía a Aarón esperándome hace 30 minutos escogí un traje de baño bordado color negro, unas gafas de sol, un sombrero, encima del panti del bañador una falda blanca de tela trasparente.

—Ya, podemos irnos.— pasé por su lado para abrir la puerta.

—Partiré muchas caras hoy.— reí por su comentario.

Subimos a su jeep todo terreno convertible color rojo, antes de ir a la playa pasamos por una gasolinera para comprar frituras, refrigerios y bebidas, al entrar a la tienda le regalé una sonrisa a la chica que estaba atendiendo la caja registradora.

Tomé todas las cosas que iba a necesitar, por último una caja de cigarrillos, me detuve frente a la nevera donde tienen las cervezas, como Aarón se había quedado llenando el tanque de gasolina no sabía que cerveza le gustaba, estaba debatiendo si tomar Corona o Heineken.

— Te recomiendo la Heineken preciosa.— dijo un hombre que estaba al lado de mí.

Es un hombre alto, cuerpo fornido, un tono de piel oscuro, sus rasgos físicos te hacen creer que es árabe, pero por su acento me di cuenta de que no lo es, lo miré a los ojos y sonreí sin mostrar los dientes.

—Gracias por la sugerencia.— tomé un paquete de Heineken y las eché al canasto. 

—¿No eres de aquí?— él tomó una bolsa de frituras.

—Iba a responderle cuando Aarón entró y puso sus manos en mi cintura.— ¡Amor me gustan esas cervezas!— quería reírme, es increíble este hombre.

Más que una noche. (Libro#1)Where stories live. Discover now