⋆𝙿𝚊𝚢𝚖𝚎𝚗𝚝 𝚘𝚏 𝙳: 𝙳𝚛𝚎𝚊𝚖𝚜

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El hilo del destino estaba unido por un sueño

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El hilo del destino estaba unido por un sueño. Al menos eso es lo que le habían dicho a Nagi cuando le platicaban acerca de lo que sería un futuro incierto que terminaba por cobrar sentido al conectarse con el de otra persona, o en palabras más certeras, al momento de que tu alma gemela irrumpe en tus pensamientos. Nagi Seishiro era un soñador. No precisamente por gastar su tiempo durmiendo en mayoría, si no por el enorme y notorio hecho de que su cabeza solía mantenerle los pensamientos en las nubes. Distraído, despistado, ignorante. Las personas terminaban por llamarlo de tales formas cuando notaban que su atención se desviaba en algo que no eran ellos, pero a él no le importaba en lo más mínimo, al final de cuentas, ya todos sabían que Nagi solo se mantenía enfocado en algo cuando realmente había ganado su interés.

La primera vez que Nagi lo vio, sintió que el sueño no era de su propiedad.

Sí, tal vez aquello sonaba raro, pero era lo que él mismo aseguraba; la otra persona que se encontraba presente en dicha experiencia parecía estar disfrutando de sobra el ambiente en el que se hallaba, como si el lugar en el que ambos estaban fuera un sitio recurrente para él. Se miraron, y el chico de orbes morados no dudó en acercarse hacia donde el muchacho de irises grises aún yacía inmóvil; pero tan pronto como iba a poner una mano sobre su persona, el más alto se despertó, sin tener la menor idea de lo que había sido todo eso.

"Tal vez sea tu alma gemela".

Muchas voces le taladraban la cabeza con la repetición de tal oración. Lo había buscado, en verdad que terminó por hacer un esfuerzo insano para sacarse al muchacho de cabellera púrpura de su mente al terminar por verlo casi todas las noches dentro de todo lo que llegase a soñar, no sabía quién era, no recordaba haberlo visto antes, mucho menos creía que tuviera alguna cosa que ver con su persona; pero que todos y cada uno de sus conocidos a quienes les llegó a consultar por un consejo u solo contar sobre la rara situación como un comentario al aire siempre le terminaban por enfocar el asunto desde una misma perspectiva no le parecía una mera coincidencia. Justo decir que Seishiro vino a ser reacio de creer en eso, como si no estuvieran afirmando a capa y espada que su estela del destino prevalecía siendo tejida dentro de la nube de pensamientos con sabores a recuerdos que se le trazaban en la cabeza mientras dormía.

Soñar no costaba nada. Sin embargo, para Nagi esas palabras impactaban más de lo necesario, y es que a veces lo dudaba. Porque la esencia que dejaba otra presencia dentro de sus sueños venía siendo un asunto que a su alma le gritaba ser cierto; no solo por destacar como un precio caro a pagar por el entendimiento de su descanso y anhelos, sino también para lo que sería el destino de su corazón. La curiosidad mató al gato. Porque cedió a buscarlo, a querer saciar las ansias de respuestas que la ligera obsesión por el desconocido vino a provocar; ¿Quién era y qué derecho tenía de vivir gratis en sus pensamientos? Le frustraba, pero sus reclamos acababan en simples derroches de emociones ahogadas en la compra impulsiva de tés de limón ante la falta de un destinatario a quién echarle las cosas en cara.

Distraído, despistado, ignorante.
Solo se mantenía enfocado en algo
cuando realmente había
ganado su interés.
Ganado su interés.

Cuando finalmente muestras interés, hasta el más mínimo detalle te parece relevante. Juraba que sus ojos brillaban, que sea lo que fuera, esos ojos destellaban algo que aún no podía definir; las palabras, o mejor dicho, el vocabulario en general acabó por serle nulo cuando se percató de que comprendía más que a la perfección el curioso desconcierto con el que se le estaba siendo observado. Capaz estaba loco, se atrevía a decir que soñando incluso; ¿acaso existía una forma adecuada para explicar lo que pasaba? Porque en verdad juraba estar delirando.

Su voz, sus ojos, su semblante, la pulcra presencia con la que se sentía acompañado y el escaso razonamiento que se le fue otorgado parecían conformar una clase de carnaval extraño en el que ambos corazones simplemente se habían encontrado para sentirse realizados. Sabía que no era el único. Ni siquiera podía explicar el cómo percibía que el ajeno también lo había buscado, pero era lo que su alma le estaba gritando; como si por fin el tan ansiado llamado para dar el siguiente paso hubiera sido completado.

─Disculpa, ¿nos conocemos?

Nagi acabó negando un par de veces con la cabeza ante su falta de habla por la sorpresa. Le había parecido extraño y bastante raro ver a alguien comprando revistas de negocios en la tienda de conveniencia, mal suyo haber terminado observando a la persona que las compraba como si hubiera visto un fantasma. El contrario no aparentaba tener ni una pizca de incomodidad por su indiscreción y eso al de irises grises lo terminaría volviendo loco; porque no importaba qué tanto quisiera extender su mano para hacer contacto con el físico opuesto por la urgencia de necesitar comprobar que aquello no era un sueño, la respuesta a la pregunta permanecía siendo un No.

─Podrá sonarte extraño, pero juraba haberte visto antes.

Ni siquiera.
Podía
Explicarlo.

Pero lo entendió. Y es que le sonrió con tal sinceridad que la calidez recibida en su corazón le confirmó todo eso que creyó. Finalmente, el destino no se equivocó y el camino de ambos cruzó.

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Reescribí esto como seis veces, cambié el concepto como tres, lo boté y retomé un sinfín de ocasiones y al final quedó lo que tienen acá como resultado final. Iba a ser su regalo de Navidad, pero no me salió, así que tómenlo como mi presente para empezar bonito el año. ♡

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⏰ Last updated: Jan 02, 2023 ⏰

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❝Sσηgѕ ƒσя тнє мσση❞ ⸺[NagiReo]Where stories live. Discover now