Capítulo 17: Cufur el maldito. Te quiero hermano...

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Auiel y un grupo de 100 mil elementales estaban luchando al este de allí, pero estaban perdiendo frente a unos 200 mil seres del mal a los que sus poderes no les causaban mucho daño y se reían de ellos mientras los atravesaban y luego los hacían explotar, entonces Auiel que era el general ordenó replegarse y uno de los demonios lo reconoció y manifestó a los suyos.

—Deténganse —luego pensó—. «Esto va a ser bueno» —se rio y habló—. Oye general rocoso me recuerdas. —Alrededor y en el aire todos peleaban pero esos 300 mil estaban estáticos y el demonio gritó—. Yo maté a tu patética familia.

Los ojos de Auiel se encendieron como nunca antes y expresó.

—Si eres tan poderoso te reto a pelear uno contra uno.

—Está bien, de todas formas vas a morir ahora o más luego.

—Me la vas a pagar.

—Vas a caer rocoso, yo el gran Cufur te mataré y luego destruiré a tu gente.

El demonio era grotesco medía 5 metros tenía cuerpo de humano con piel ploma, alas y cara de gárgola, orejas puntiagudas.

Auiel se abalanzó sobre él golpeándolo una y otra vez en la cara, mientras Cufur se reía y de un manotón se lo sacó de encima.

—No tienes nada rocoso, tus golpes más poderosos me hicieron reír.

En ese momento llegó Vulkanstein, ya que uno de los elementales avisó a la otra tropa de lo que estaba sucediendo.

Auiel se levantó y embistió de nuevo, estaba furibundo, pero la piel de Cufur era muy gruesa, esta vez le dio un golpe y lo mandó más lejos, entonces los demás demonios le gritaban.

—Ya mátalo, sí, destrózalo

Los elementales no se quedaron atrás y apoyaban a Auiel.

—Vamos, general, por su familia.

Auiel se puso de pie nuevamente y miró a su alrededor tanta destrucción, mientras Cufur lo miraba sonriendo.

—No dejaré que salgas de aquí con esa sonrisa.

Lanzó un gran ataque de lava volcánica mezclada con piedra y Cufur lo recibió directo pues estaba desprevenido, aunque no le hizo daño su resistencia era muy buena apenas lo quemó.

—Me canse de ti, hasta tu familia dio más pelea.

Empezó a golpearlo tan fuerte que desprendía trozos de piedra que al caer se hacían cenizas, lo golpeaba por todas partes mientras sonreía. Al ver eso Vulkanstein se acercó con intenciones de ayudarlo y sus ojos se encontraron con los de Auiel. Después de ese segundo Cufur le dio un golpe en la cabeza que la hizo estallar pulverizándose inmediatamente, cayendo su cuerpo al suelo. Al ver a su general caído en batalla los 100 mil elementales estaban atónitos e iban atacar, pero de entre ellos salió Vulkanstein con los ojos llenos de lágrimas. Cufur lo miraba sonriendo mientras se acercaba, iba a decir algo y este lo cayó con un gesto de su mano extendida. Tomó el cuerpo de su compatriota y lo llevó hacia uno de los elementales más cercanos.

—Por favor guarden el cuerpo de nuestro general.

El elemental asintió y preguntó.

—¿Qué piensas hacer?

—Voy a destruir a ese maldito con mis propias manos. Luego arrasaremos con los demás.

Ambos asintieron, el elemental se fue y Vulkanstein se dio la vuelta. Miró a Cufur y dijo.

—Ten otro duelo conmigo.

Cufur sonrió se dio la vuelta y regresaba a su tropa.

—¿Qué pasa? Acaso tienes miedo.

La Leyenda de DenhTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang