El bueno, la mala y la gorda

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Estábamos sentados en la peor mesa de toda la cafetería, justo al lado de la basura cuyo olor hacía que te entraran ganas de vomitar. La pizza del colegio estaba dura como una roca y demasiado salada. Miré la pizza con desgana.

-¿Te vas a comer eso?- preguntó Elena devorando con los ojos la porción de pan con queso caducado.

Le acerqué el plato deslizándolo por la mesa. 

-No, te lo puedes comer si quieres.- ella lo devoró en poco menos de tres segundos.- Me muero del hambre.- anunció.- no he comido nada desde ayer por los nervios del primer día.-

Asentí.

-A mi me ha pasado lo mismo.- admití dándole un sorbo desganado a mi botella de agua.- ¿Tu día ha sido tan raro como el mío?-

Reflexionó unos segundos parando de comer.

-No.-dijo negando con la cabeza.- Ha sido bastante normalito. No he compartido ninguna clase con Jessica, por lo que doy gracias, ni con ninguna de sus amigas. Así que no ha pasado nada raro.-Le dio un bocado a su manzana.- Salvo el profesor de filosofía. Esa si que ha sido una clase rara.-

-¿Porqué? ¿os ha hecho pasar toda la hora reflexionando sobre vuestro futuro?- 

-Exacto, como si no lo hubiera decidido ya.-Tomó un trago de agua.- Se lo que quiero hacer con mi vida. Y aunque no lo supiera dudo que una hora de reflexión me ayudara. Yo creo que no se había preparado la clase.-

Me encogí de hombros.

-No parece una mala clase. -dije, en realidad me parecía una clase genial. Comenzé a arrepentirme de no haber escogido filosofía de optativa.- La clase de laboratorio de hoy a sido un asco.-

-¿Y eso? Pensé que amabas todo eso de las células, los microrganismos...-comentó sorprendida- Ya sabes todo ese mundo.-

Me encogí de hombros.

-La esperaba mejor si te digo la verdad.-mentí.- Pensaba que todo serían experimentos y no es así. Hoy ha sido todo teoría.-

Frunció el ceño, sabía que estaba mintiendo. Es una de las cosas más comunes cuando te pasas muchos años con una amiga. Sabes cuando oculta la verdad y cuando la dice. Se parece un poco a un detector de mentiras. Todos tenemos gestos que nos delatan, al final, tras un poco de observación te das cuenta de cual es. Simplemente lo sabes. El de Elena levantar ligeramente la ceja izquierda, un movimiento casi imperceptible que con el tiempo había aprendido a distinguirlo perfección.

Sabía que mentía pero optó por cambiar de tema.

-¿No has visto a Alex? Pensaba que vendría.- una sonrisa se dibujó en mi rostro. Estaba deseando de contarle el cotilleo desde la hora de historia.

-Vino.- dije intentando no chillar.

-¿Qué? ¿Eso es lo primero que deberías haberme dicho?- sus ojos brillaban de emoción deseando enterarse del chisme.- ¿Cómo fue?-

Me encogí de hombros, disfrutando por un momento de su curiosidad.

-Oh, venga. Sabes que te mueres por contarlo.- canturreó dándole otro bocado a la manzana.

-Si, he estado todo el día deseando de contarte esto.- admití.- Fue un poco después de que te marcharas al baño. Bueno, unos diez minutos después.-

Maldijo en un susurro.

-¡¿Porqué me pierdo todo lo bueno?!- exclamó 

-No te pierdes todo lo bueno...- empecé a hablar 

Love Diaries 1: Amores queridos son los mas reñidosWhere stories live. Discover now