» Parte Dos

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Día Uno



— ¿Qué deberíamos hacer primero?



Kirishima y Bakugo estaban sentados en el suelo de la habitación del pelirrojo. Kiri recostado de la cama y Bakugo frente a él. Ambos temblando aunque trataban de disimularlo. ¿Cómo le permitió que lo convenciera? Tal vez esa extraña necesidad de querer pasar tiempo con Bakugo fuera de la escuela o simplemente quería complacerlo, en cualquier sentido. Y es que Kirishima Eijiro era débil ante Bakugo. Él podía decirle que hacía frío en el infierno y Kirishima le iba a creer.



— Son tres días, podemos hacer dos cosas cada día. Algo que te guste y algo que me guste. Sólo recordando las palabras claves, por si queremos... pues, parar. Sea lo que sea.


Bakugo asintió y se quedó mirando a Kirishima a los ojos. — Bueno, ¿empiezas tú?


— ¿Y-yo? ¿Por por por qué? Tú querías jugar, deberías empezar tú, Bakugo.



Bakugo parecía pensarlo. Miraba a todos lados, secaba el sudor de sus manos en su pantalón mientras se mordía el labio inferior. Kirishima lo vió detenidamente, cada cosa que hacía, cada gesto. Seguía observándolo hasta que Bakugo al parecer ya tuvo la idea.



— ¿Sabes qué? Yo no me acobardo y no creo que tú lo hagas. Así que al diablo, si igual después de tres días, tú y yo seguiremos siendo amigos, ¿verdad?.


— Si. — Kirishima se puso aún más nervioso, no sabía por qué. Pero tenía mucha curiosidad de lo que Bakugo escogería para su juego del día.


— Bien, empecemos con que me llames por mi nombre hasta que mi juego termine y yo te llamaré por el tuyo. Es mi única regla para comenzar el juego.


Kirishima dudó, pero terminó aceptando. — Esta bien, Katsuki. — vió a Bakugo sonrojarse, muy muy leve pero lo notó— Puedes comenzar.


Bakugo respiró profundamente, parecía pelear consigo mismo antes de golpearse las mejillas y mirar decidido a Kirishima. — Bien, estira las piernas y quédate así recostado en el borde de la cama, Eijiro.



Kirishima tembló, pero hizo caso a su petición. Estaba sentado en el suelo, estiró sus pies. Bakugo, quién estaba sentado frente a él, se movió lentamente sobre sus rodillas y apoyó sus manos en los hombros de Kirishima, usándolos como soporte. Pasó una pierna a un costado y quedó sentado sobre el regazo del pelirrojo, con sus rostros frente a frente.

Kirishima no se movió, y sólo podía oír su corazón latir tan rápidamente que sentía que su rostro estaba acalorado. Sus manos se levantaron, cuestionando si colocarlas en su cintura o esperar instrucciones del rubio. Su mirada se elevó, quedando justo a la de Bakugo. Viéndolo nervioso y eso le extrañó por completo. Bakugo nunca se ponía nervioso y tomaba la iniciativa en todo. ¿Por qué esto era diferente? Si desde un inicio él lo planificó todo. Él quería esto, ¿no?



— R-recuerda que tienes una palabra clave, Katsuki.



Bakugo asintió y rodeó el cuello de Kirishima con sus manos, acercando más sus pechos. Kirishima quiso arriesgarse y acercó lentamente las manos a la cintura de Bakugo, y este no parecía molestarle. Terminó posándolas ahí, sobre esa camisa de tirantes negra tan fina que era mejor estar sin ella. Kirishima podría jurar que tocaba la piel de Bakugo.



Una vez más » KiriBakuWhere stories live. Discover now