Capítulo 5: A los vírgenes también les gusta el sexo

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El apartamento de Dazai se encontraba en completa oscuridad, la única luz que había se encontraba en el salón y era la del televisor. En su preciosa, cara y exclusiva televisión de 77 pulgadas se podía ver la pantalla de un videojuego. Las personas que se encontraban controlando a los personajes eran el dueño del apartamento y un chico de cabellos naranjas y ojos azules.

- Y va y me dice "¿Crees tener un problema con el alcohol?" ¿Te lo puedes creer? - soltó un momento su mando para alargar la mano y pegar un trago a una de las cervezas que reposaban en la mesa. Esa era ya su cerveza número ocho de la noche - ¿Yo? ¿Alcohólico? ¡Pero que dice!

- Sí, que fuerte - miró de reojo como Chuuya pegaba un trago largo - ¿Y tú que le dijiste? "Hey, Mori-san, me pone cachondo su sobrino".

- PUAG – se atragantó con la cerveza que estaba bebiendo - ¡Cállate la boca, Dazai! ¡¿Cómo mierda le iba a decir eso?! Y todavía no te he contado lo peor - dejó la lata vacía sobre la mesa y volvió a coger el mando de la consola con las dos manos – Pues va Ozaki-san y se pone "Le diré sobre tu porno".

- ¿Góticos culones?

- ¡AH! ¡¿QUÉ MIERDA?! ¡¿Y tú cómo lo sabes? ¡Digo! ¡Yo no veo porno!

- Tranquilo, Chuuya, todos tenemos preferencias. A mí me van jovencitos y a ti góticos culones, ¿dónde está el problema?

- ¡ARGH! ¡CÁLLATE! - resopló algo molesto para volver a dirigir su mirada a la pantalla del televisor – Pues resulta que Ozaki-san me va a hacer escribir cartas de disculpa o alguna mierda así, son esas mujeres las que me deberían pedir perdón por llamarme enano. ¿Qué se creen? Solo estoy 10 cm por debajo de la altura de un japonés promedio.

- Puff.

- ¿Ah? - giró su rostro para mirarle mal - ¿Cómo que "puff"?

- Es que no sé bien de que te quejas y mira la pantalla, que nos van a acabar matando por tu alcoholismo.

- ¡Que no soy alcohólico!

- Lo que sea, no sé de qué te quejas. Si comparas a Ozaki-san con Kunikida-kun, ella es un ángel. Kunikida-kun es estricto, serio, algo aburrido a veces y por motivos que desconozco, creo que le caigo un poco mal...

- Sí, que misterio, ¿por qué careas mal? - su vista bajó de la tele a la mesa de café - ¿No tienes más cervezas?

- ¿En serio? Vas a tener un coma etílico aquí mismo.

- Cállate - Chuuya se levantó del sillón tambaleándose un poco, se dirigió a la cocina y volvió con una cerveza nueva en las manos. Tras abrirla y pegar el primer sorbo, volvió más contento al sillón - Ah... Ryu es tan sexy.

Dazai rodó los ojos ante esto, había pasado la fase de borracho gruñón a borracho cachondo y en su opinión, esta era la peor fase del Chuuya borracho.

- Tiene un trasero que... uff... metería la cara y...

- Chuuya, ¿piensas dejar que nos maten? - preguntó sin despegar la vista del videojuego.

- Ya, ya, estoy jugando, Madame Drama.

- Uno, dos y...

- ¡MIERDAAAAA! ¿Cómo es que no se te para cada vez que tienes a Ryu al lado? Le tienes ahí dispuesto a todo, ¡A TODO!

- Sí, lo sé, créeme - murmuró, aunque Chuuya le pudo oír.

- Joder, si yo fuera tú... ¡me tiraría al suelo y le pediría matrimonio! No pararía hasta que se convirtiera en Nakahara Ryunosuke, ¿no suena genial?

Voces Seductoras [DazAtsu]Where stories live. Discover now