Único.

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Toji no se arrepiente de haber perdido su brazo derecho.

Después de todo, haberlo perdido le hizo recapacitar sobre sus acciones y también, sobre lo horrible que era como padre; aunque no merecía tener siquiera ese título, hasta el día de hoy.

(Aunque tampoco se arrepiente de haberle dado el putazo de su vida a Gojō.

Valió la pena, cada maldito segundo).

Pues aunque él no quisiera, tuvo que aceptar que necesitaba ayuda económicamente. Y dejar a su hijo a merced de los Zenin, aparte de que ahora Tsumiki era su hija...

Tal vez estar al borde de la muerte, fue el golpe de realidad que necesitaba, al final de cuentas.

No fue sencillo, en absoluto.

Pero al final, logró criar y cuidar de su hijo e hijastra.

(Y sí, Gojō le ayudó. Solamente por Megumi y Tsumiki).

Y aunque todo pudiera parecer ir como viento en popa, existían momentos en los que Megumi —luego de regresar de las extenuantes misiones— iba y se acurrucaba en su lado derecho; apoyando su cabeza en dónde se supone, debía estar su brazo derecho.

En un principio creyó que era porque era una forma de afecto silenciosa o porque quería ser consentido. Sin embargo, esas ideas vagas cambiaron cuando lo escuchó murmurar «Lo siento».

Y siendo sincero, no tenía idea de por qué su hijo se disculpaba. Pero tampoco quería averiguar, y pretendía fingir no haberlo escuchado, cuando Megumi apoyó ambas manos en el muñón y de paso, recargar su frente.

Contuvo un suspiro, ¿Ese bastardo de Gojō le habría dicho o contado lo que pasó hace 11 años?

— No te disculpes, me lo merezco.

Después de todo, iba a vender lo que ella dejó atrás.

Algo que no se iba a perdonar nunca. Y haber perdido el brazo, era un recordatorio de lo estúpido y desesperado que fue.

(Y eso, estaba bien).

-Traumada Taisho

No lo sientas  [Toji & Megumi]Where stories live. Discover now