Pequeño malentendido

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~¡Dios!~ Gritó internamente Lan Zhan sentado en el retrete de su casa, mientras veía la prueba de embarazo en su mano, que con dos simples rayitas indicaban Positivo.

~¿Qué voy a hacer?~ Suspiró sintiendo que su cabeza le palpitaba ante el increíble descubrimiento, no estaba tan asombrado por el resultado, no, por supuesto que no, saber que en algún momento esto podría pasar fue incluso hasta reconfortante.

El verdadero problema era que el padre del bebé no era nada suyo, o al menos eso era el acuerdo silencioso que se tenían, después de todo no recordaba que Wei Ying le dijera que le gustaba o palabras similares, simplemente en un momento en que se cruzaron por casualidad al trabajar en el mismo edificio sus habituales saludos terminaron en una ronda de bebidas, seguido a encontrarse ebrios en un hotel, que resultaron en una inesperada ida al dormitorio.

¡Espera! Esto era como un manual para Todas las cosas que no deberías de hacer con Wei Ying.

Sin embargo, justo así fue como resultó, no una o dos veces, de hecho, llevaban así más de nueves meses, meses en los que Wei Ying terminaba invitándolo a salir de copas y meses en los que Lan Zhan no se negaba a seguirlo, aunque era pésimo bebiendo, demasiado pésimo.

Pero si tenía que culpar a alguien de este resultado era a Wei Ying, después de todo, Wei Ying fue el primero en seguirlo, siempre saludándolo primero, siempre acercándose a su lado a veces en silencio, con esos lindos coqueteos que al parecer todos se daban cuenta y el terminaba avergonzado recibiendo, porque todos sabían que Wei Ying tenía la costumbre de seguirlo como un perrito meneando la cola a su dueño en cuanto veía a Lan Zhan, si, así es, Wei Ying era culpable de que la situación se tornara de ese modo.

Con un ligero ceño fruncido se regañó ~¡Mentira! ¡Era mentira!~ Lan Zhan igual tuvo la culpa porque Wei Ying le gustaba, ¡Ese inútil coqueto de verdad le encantaba! Ese tonto coqueto logró que a Lan Zhan le gustara como le hablaba, que viese con buenos ojos cómo lo seguía, que le fascinara como lo invitaba a salir con él y sobre todo que se quedara enamorado de cómo le sonreía, en definitiva, Wei Ying le gustaba, eso y más, porque a pesar de que sus personalidades discordaban Wei Ying le encantaba, pero no se lo decía porque no quería que la relación terminara cualquiera que esta fuera, no quería perder esa sonrisa, no quería perder a Wei Ying, porque su corazón a parte de terco era caprichoso.

Y su capricho se llamaba Wei Ying.

Por eso, después de que se conocieran las cosas surgieron de manera tan natural, con un Wei Ying corriendo detrás de él y por un Lan Zhan aceptándolo sin protestar, porque inesperadamente el joven director disfrutaba de la compañía del líder Wei a pesar de que sus personalidades eran tan distintas.

Todo entre ellos fue como una relación inevitablemente natural.

Suspiró muy, pero muy cansado Lan Zhan, estaba más cansado de lo habitual quizás por su embarazo, ligeramente apático frente al volante sintiéndose somnoliento, si no hubiese estado reflexionando sobre muchas cosas quizás se hubiera dormido a media carretera, qué peligroso fue eso se dijo.

Así que allí estaba estacionado en el aparcadero subterráneo, contemplando con muchas dudas la bolsa donde estaba escondida la pequeña caja donde guardaba la prueba, imaginando los posibles escenarios donde quizás el resultado no fuese tan bueno o también podría ser como en un sueño, en su mente se formularon cientos de ideas pues podría pasar muchas cosas en cuanto hablara de su estado con Wei Ying, sin embargo, después de tanto pensarlo se estaba poniendo ligeramente nervioso.

¿Será que no meditó lo suficiente esta mañana la situación?

¿O acaso si sabía que podría esperar de la actitud de su compañero de cama?

Pequeño malentendidoWhere stories live. Discover now