JADE
- Joder -Gruñe antes de tomarme fuertemente de la mano, y me arrastrarme tras él de nuevo hacia la pista, mientras que yo sonrío en mi interior cuando veo a todas esas perras mirándome con envidia. Es lo que hay zorras.
Eso es jefa, demuestra quien manda en nuestro instituto. Y digo nuestro porqué lo mío es tuyo, reina. Lo de cualquiera es tuyo... ¿o acaso no era así el dicho?
-Espera Luca, mis amigas- digo poniendo mi mejor voz de niña buena, como si mis amigas se fuesen a preocupar o algo por mí. Seguramente deben estar pasándoselo igual de bien que yo, no somos ningunas niñitas. La finalidad de todo esto es conseguir que todas estas víboras que babean por él, vean con quien se está yendo en este momento.
-Tranquila preciosa, te ayudaré a buscar a tus amigas después. -Me da un beso delante de todo el mundo, y cuando nota como le correspondo el beso, lo profundiza.
Sé exactamente lo que está pasando: ahí está Luca Rizzo, intentando marcar territorio. Está convencido de que los chicos que nos están mirando pensarán que soy de su propiedad, lo mismo que hago yo con él, pero al revés. Lo típico en los hombres, siempre queriendo demostrar su dominio sin siquiera considerar que yo podría estar haciendo lo mismo. Es casi irónico cómo él, con toda su actitud de macho alfa, no se da cuenta de que también estoy jugando al mismo juego.
-Luca - susurro cuando nos separamos. Él no dice nada, solo deja un beso en mis labios nuevamente y me toma de la mano pegando su cuerpo al mío. A continuación, nos abrimos paso entre la multitud mientras todos se nos quedan mirando. Luca sonríe mientras va saludando a todos y cada unos de sus compañeros de fútbol. Esto siempre le ha gustado, mostrarme como un trofeo, hacerle saber a todos que está ahí para protegerme, que está ahí para mí. Cree que tiene el control.
Cierto, a ojos del mundo, nuestro chico malo era todo un caballero. De la cabeza a los pies. Siempre atento y preocupado por su imagen, por darle todo a Jade, por llevarla a sus entrenamientos de baile, por recogerla y no dejar que vuelva a casa sola, por pedirle a su padre permiso para salir con ella. ¿Quién hace eso a día de hoy por alguien?
Ya os lo digo yo... Luca Rizzo. Se tiraría a diez mujeres en un día, y aún así cuando Jade se enterase y le dejara, se tiraría por un puente para matarse. Este era nuestro chico, loco, obsesionado.
- ¿Quieres mi chaqueta? - me dice cuando salimos del club. Yo niego mientras le mando un mensaje a Aria diciendo que me iba con Luca.
-No, gracias. -Le sonrío. También le había gustado siempre quedar como todo un caballero, como en el momento en que me abre la puerta del coche. Sonrío sin que me vea, ya sé lo que me espera esta noche.
- Bien, te llevaré a un sitio con buenas vistas.
-Genial. -Sinceramente, yo nunca había entendido el porqué de la amabilidad y caballerosidad de Luca. Ambos sabíamos a lo que íbamos y porqué estábamos allí.
-Abre la guantera. -Le hago caso. Hay una rosa roja perfectamente intacta esperando que alguien reclame por ella.
- Es preciosa.
-Sabía que te gustaban tanto como sabía que no iba a poder mantenerme lejos de ti si te veía esta noche. -Sonrío en su dirección aún sabiendo que seguramente esa rosa ya estaba ahí para cualquiera que se sentase en este asiento. Al igual que sabía que ese discurso ya lo tenía más que preparado. Pero por lo menos soy yo quien se lo lleva.
-Gracias, me encanta.
-Me alegro de que te guste. -Pone su mano sobre mi rodilla y la va subiendo poco a poco. Sé lo que quiere, y yo lo quiero también, así que abro aún más mis piernas mientras le veo sonreír. Luca siempre ha sido un puto pervertido cuando teníamos sexo.
-Ahh - gimo cuando introduce un dedo en mí. Sé que a estas alturas de mi vida sexual, un dedo no es para tanto pero a él le hace creer que sí, y eso le vuelve loco.
- ¿Debería esperar a llegar al sitio? -Yo niego con la cabeza mientras llevo uno de mis dedos a mis labios.
-No creo que me pueda aguantar.
- Joder -escucho decir a Luca cuando pisa el acelerador. Yo muevo mis caderas aún con sus dedos dentro de mí.
- Umm, ¿queda mucho? - digo mirándole el paquete. Él suspira nuevamente cuando se da cuenta de lo que estoy observando. Me encanta tenerle así.
-Aquí es -dice cuando gira bruscamente el volante y aparca. Yo me quito el cinturón y sin mirar siquiera hacia el frente para ver dónde nos encontramos, me pongo sobre él y empiezo a frotarme con su entrepierna sensualmente. Lento, torturándole, haciéndome de rogar. Eso le vuelve loco.
-Ahh -gimo cuando noto lo dura que la tiene.
- ¿Te gusta, verdad? ¿Es eso preciosa? ¿Te gusta? -Me aprieta el cuello con una mano mientras se muevo debajo de mi cuerpo. Él sabe perfectamente dónde tocarme.
-Sí, me encanta. -Cierro los ojos del placer cuando pega bruscamente mi espalda el volante para centrar su lengua en mis pechos. Su posesividad en el sexo era tan atractiva como cautivadora.
-Claro que te gusta nena. yo sé lo que te gusta.
-Umm.
-Quítate los pantalones. Ya. -Me vuelvo al asiento del copiloto mostrándole todo cuanto puedo, y me quito lentamente los pantalones sin dejar el contacto visual por un momento.
- ¿El tanga también? - le digo inocentemente.
- Joder. - Luca echa su cabeza hacia atrás mientras se frota los ojos con las palmas de las manos. Estoy segura de que le tiene que doler la polla.
-Perdón. Solo era una broma. -Le digo riéndome con el diminuto tanga en la mano. Me mira con los ojos negros y la respiración agitada. Yo le sonrío y no apartó mis ojos de los suyos en ningún momento mientras guardo el tanga rosa en la guantera. A él le encantaba la lencería rosada para mí.
-Sobre mí. Ahora.
Vaya, vaya. Dicen que en la vida solo hay dos tipos de mujeres: las buenas que van al cielo, y las malas, que van a todas partes. Suerte para nosotros que tenemos al chico malo para mantenerla a raya y castigarla. Después de todo, ¿a quién más podríamos rogarle por nuestra atención si no es an ella? Su presencia es la chispa que enciende el caos y el deseo, sin ella todo sería mucho menos interesante en esta ciudad.

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VENENO EN LOS LABIOS
General FictionEstudiando desde pequeña el tipo de mujer en el que quería convertirse, Jade llega a su adolescencia como una chica bella y de cuerpo envidiable. Y lo sabe, sabe cuanto tiene, cuanto vale y cómo puede jugar con ello. ¿Conseguirá Jade todo lo que qu...