debilidad.

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— buen día, señor liu. — hice una reverencia al padre de dean.

— hola, hoseok. — saludó sonriéndome — ¿vienes a ver a dean?

asentí. — eh, sí, pasaba a ver cómo estaba desde.. ya sabe.

el hombre suspiró.

— pues.. no ha salido de su habitación. — murmuró cruzándose de brazos mientras miraba hacia adentro — sun le intentó llevar comida varias veces, pero después del desayuno no quiso nada más. está encerrada, y.. bueno, no habla con ninguno de los dos.

— entiendo. — dije por lo bajo — tal vez le afectó más de lo que creíamos.

— lo hizo. — murmuró, después soltó un suspiro y me sonrió — bien, anda adentro.

se hizo a un lado y me permitió entrar a su hogar, me quité los zapatos y me giré a la sala. la señora liu me sonrió en grande mientras agitaba su mano.

— ¡hola, hoseok!

— buen día, señora liu. ¿cómo están sus clientes caprichosos?

ella suspiró. — caprichosos.

sentí que me daban una fuerte palmada en la espalda, el señor liu sonreía con gracia a su mujer, quien reía levemente. yo solo aferré mis manos a las correas de mi mochila, y esperé a que su momento romanticón pasara.

— bueno, que la suerte te acompañe, solecito. — me animó mientras apuntaba hacia arriba.

sonreí y comencé a subir las escaleras, para así llegar a la habitación de dean.

a medida que subía, saqué de mi mochila aquel par de boletos que había comprado para un tour por el museo de la ciudad. antes de tocar su puerta, tomé aire profundamente mientras observaba los pedazos de papel en mis manos.

dos toquidos, y ella habló.

— no tengo hambre, mamá.

— pues yo sí, ¿quieres acompañarme por unas papas fritas?

silencio fue lo que recibí hasta que la puerta se abrió lentamente, mostrándome su aspecto demacrado. dean no me observó, solo parpadeó nerviosamente mientras miraba hacia abajo.

le di un leve vistazo a su atuendo; llevaba unos pantalones aguados de color gris, y una camisa blanca de manga corta. su cabello seguía en el mismo estado, partes más cortas que otras.

solté una risa. — qué linda luces, dee.

— no digas mentiras. — me apuntó.

— de verdad, hoy luces más encantadora que otros días. — sonreí — te traje un regalo, ¿quieres verlo?

ella asintió.

— déjame pasar. — negó — entonces sal. — negó también — mm, bueno, entonces adiós regalo.

hice el amago de irme, pero ella apretó sus labios y abrió su puerta un poco, aún con duda. finalmente levantó la vista hacia mi, y la abrió por completo.

nunca había entrado a su habitación, pero justo como alguna vez pensé que sería, el lugar estaba completamente limpio y ordenado a excepción de su cama, la cual estaba desordenada.

no dije nada, solo entré a su habitación en silencio y me senté en el suelo, pues a dean no le gustaba que tocaran sus cosas.

ella se sentó en su cama, mirándome por ratos, más que nada segundos. yo solo le sonreía amable.

— ¿cómo te sientes, dee?

— ver tu sonrisa me hace sentir mejor.

sonreí enternecido por su sinceridad, ella jugaba con sus dedos.

that's amore 사랑 ; jung hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora