Terminado.
Dónde Jack y Venus se enamorar para escapar de un mal de amor.
A muchos no les gusta los cliché, para mí lo más cliché que hay son los finales felices.
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-¡Mira Venus! -Chillo Lana.
Me acerque a ella perezosamente. -¿Que sucede?
-¡Este vestido es para ti! ¡Debes comprarlo! -Sus ojos brilaban mirandolo.
Si, era un vestido lindos, era un vestido completamente blanco, con el escote en v y cuatro dedos arriba de las rodillas.
-Me lo probaré.
-Claro, hazlo. -Apoyo. Asentí entrando a el pequeño vestidor.
-Wow... -Mascullo Lana al verme salir.
Me pare frente a ella. -¿Cómo me veo? ¿Me queda bien?
-Te queda hermoso. -Me pare frente al espejo.
El vestido resaltaba mi cuerpo y hacia mis pechos más pronunciados, mi cuello completamente al descubierto dejando ver mis clavículas. Si, era hermoso.
-Venus, se te ve genial. -Se poso a mi lado. -Te ves preciosa.
Eso me hizo sonreír. -Gracias.
-¿Te lo llevas?
-Me lo llevo.
-Genial.
Volví al vestidor para poder volver a cambiarme.
Al salir mis labios se abrieron en sorpresa al ver a Lana con un vestido amarillo claro, este era sin mangas, con un escote menos pronunciado que el mío y un poco más cortó.
Dios, se veía bellísima, el vestido la hacia ver tan encantadora y este hacia contraste con sus ojos avellanas y pelo rubio.
-¿Te gusta? -La inseguridad tiñó su voz.
-Me encanta. -Lana se sonrojo ante mis palabras. -Te ves increíble.
-Gracias Venus. -Se miro al espejo con una sonrisa. -¿Crees que debería llevármelo?
-Creo que ese vestido tiene tu nombre. -Le Aseguro.
Sus manos se ajustaron a su cintura. -Bien. Vamos a pagar.
-Debes quitartelo. -Le recordé.
Abrió los ojos -Oh cierto. -Dijo llendo apresurada al vestidor.
Al cabo de unos minutos salió.
Ambas empezamos a caminar hacia la caja. -Nos llevamos estos. -Hablo lana con emocion poniendo los vestidos a la vista de la chica.
La cajera pelirroja nos sonrió. -Exelente. -Agarro los vestidos, los paso por una máquina extraña y los devolvió a las manos de Lana. -¿Efectivo o tarjeta?
-Tarjeta. -Hablamos a unismo.
Ambas le pasamos nuestras tarjetas a la pelirroja. Sus ojos azules calleron a estás. -Oh, genial.