Capítulo 12 - Parte 2

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• Final Alternativo •
(escrito por mí)

Anna y Hiccup observaron como Elsa les dio la espalda después de haber dicho eso último para irse a dónde sea que no fuera dónde estén esos dos.

El castaño observó preocupado a la pelirroja, quien se mantenía neutral y serena, pero en el fondo ella tenía miedo, porque sabía que al final podría pasarles algo de lo que jamás se perdonaría.

―Lo que sea que llegue a pasar, lo superaremos juntos ―apretó la mano de Anna y la miró con una sonrisa.

―Así será.

· · ·

La pareja estaba apunto de irse a sus hogares correspondientes, pero por segunda vez en el día, alguien llegó para hablarles.

―No puedo creerlo, realmente has roto la cuarta norma ―habló Hans incrédulo y molesto, pero en el fondo, herido.

Hiccup recordó lo que Anna le contó la noche anterior, ahora sabía que el pelirrojo era hijo del sol y su novia le advirtió que tenga cuidado con él, pero si era sincero, le importaba muy poco si hacía enojar a Hans, pues aún lo detestaba.

―Hans, no tengo tiempo para esto, así que solo vete ―espetó ella sin deseos de discutir.

Pasó a un lado del semidios, pero él la detuvo, tomando su muñeca con una fuerza innecesaria.

―No te irás hasta que aclaremos las cosas ―musitó en voz baja y demandante.

El castaño tomó el hombro de Hans y apretó fuertemente, puesto que se había enojado porque el pelirrojo se atrevió a ponerle una mano encima a la chica que ama. Y a pesar de que no era algo para alarmarse, él no podía permitir que lo siga haciendo.

―Si quieres aclarar las cosas, primero suelta a mi novia o te vas a arrepentir ―ordenó intimidante, reflejando odio en esos ojos esmeraldas que en ese momento se veían tan amenazantes. Se sentía muy dispuesto a partirle la cara.

Hans apretó la mandíbula con ira, puesto que detestaba cuando los humanos se tomaban privilegios que no les correspondía. ¿Cómo ese mortal osaba a ordenarle a él? Incluso lo amenazó. Ya estaba cansado de permitirle hacer lo que se le dé en gana, ahora solo deseaba tanto hacerlo desaparecer de la tierra por todo el tiempo que le ha molestado y tener tantos atrevimientos, pero la única razón por la que no lo hacía era por ella.

Pero aún así, no podía evitar sentirse tan celoso, puesto que ya tenía confirmado que Anna y Hiccup habían iniciado una relación y eso provocaba que le hirviera la sangre.

¿Por qué ella se dejó enamorar por un mísero humano?

¿Por qué lo eligió cuando pudo estar con él?

¡¿Por qué?!

Chasqueó la lengua irritado y soltó la muñeca de la semidiosa, resignado. En el fondo él no quería comportarse así, pero los celos y la envidia lo carcomían, simplemente no podía controlarse.

El castaño puso de su parte al soltarlo y aprovechó eso para acercarse a Anna.

―Que quede claro que la solté porque quiero hablar, no porque me lo pediste ―bramó con rabia.

Hiccup estuvo apunto de decir: «En realidad te lo ordené», pero Anna logró interrumpirlo a tiempo.

―Será mejor que digas de una vez todo lo que tengas que decir antes de que cambie de opinión.

―Tiene que ser entre tú y yo, a solas ―exigió Hans observando fijamente a Anna.

El contrario al escuchar eso, no estuvo para nada de acuerdo en la petición, ahora estando más dispuesto a quedarse; pero al ver la mirada que su novia le dedicó, comprendió que eso era lo mejor.

La Norma RotaWhere stories live. Discover now