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La mañana siguiente, Jack despertó por los ligeros rayos del sol que entraban por el gran ventanal del salón impactando en su rostro y sí, había dormido en el sofá.

Con cierta dificultad abrió sus ojos encontrándose con el desastre de la noche anterior. Biberones regados, leche desparramada en la alfombra junto a algunos juguetes y libros infantiles tirados por la zona. Estaba hecho un desastre y solo habían pasado algunas horas sin Julia en casa.

- Joder- suspiró- será más difícil de lo que pensé

Se acomodo con cuidado de no molestar a Horacio, quien estaba durmiendo plácidamente sobre el pecho de su padre, soltaba ligeros suspiros debido la tranquilidad en la que se encontraba, su boquita estaba entre abierta, su pulgar cerca de ella y baba cayendo por la comisura de sus labios. Con una sonrisa paso su mano por los cabellitos cafés del bebé, quien se acurruco aún más en cuanto sintió el contacto de la mano de su padre.

Estuvieron así por un par de minutos, hasta que el pequeño comenzó a removerse entre sus brazos, indicando que estaba a punto de despertar. Con un gran bostezo abrió lentamente sus ojitos bicolores, topándose con la mirada y sonrisa de su padre. Estiro sus bracitos y piernitas para después devolverle la sonrisa.

- Buenos días también para ti, mi niño- se levantó de sofá, alzando al pequeño Horacio, que soltó una risita por la cara que hizo su padre. Deposito un beso en su frente y se encamino a la cocina con intención de preparar el biberón de Horacio.

. . .

Miro el reloj, 9:15 am, aún era temprano. Termino de preparar su desayuno, un café negro junto a unas tostadas acompañadas con huevo revuelto y el de Gustabo, pan francés con miel y fresas junto a un delicioso jugo de naranja. Todo tenía una excelente presentación y ni hablar del delicioso aroma que emitía, era espectacular. El más pequeño de la familia había terminado de beber hasta la última gota del biberón, por lo que ahora se encontraba en su corralito, jugando con los diferentes peluches y figuritas que estaban al rededor suyo.

Jack lo miro enternecido, lo tomo en brazos y dejo varios besitos en sus mofletes haciéndolo reír.

- Vamos a vestirte sweetie- comenzó a caminar con Horacio en brazos subiendo las escaleras hasta llegar al cuarto del pequeño, coloco con delicadeza al bebé en el cambiador para después buscar en su armario ropa para él.

- ¿Qué te parece este? - dijo mostrando un conjunto color beige con un dibujito de león estampado en la playera. Horacio simplemente movió si cabeza hacía un costado, a lo que el mayor lo tomo en señal de desaprobación- Bien... que tal... ¿este? - dijo mostrándole ahora un pantalón gris corto con tirantes y una pequeña camisita blanca. El pequeño sonrío- Supongo que eso es un si

Jack comenzó a vestir a Horacio, no sin antes haber cambiado su pañal y asearlo correctamente. Le coloco el conjunto y unas calcetas blancas, definitivamente, el pequeño estaba muy fachero facherito. Tras terminar de vestirlo le hizo un par de cosquillitas en su barriguita y la risa del pequeño inundo el cuarto

- Bien, vayamos a despertar a tú hermanito- tomó al bebé en brazos para después caminar a la habitación de Gustabo. Con delicadeza abrió la puerta, topándose con que su hijo estaba con la almohada en los pies y las cobijas en el suelo. Rodo los ojos y se encamino en dirección a el- Gus, es hora de despertar- dijo sacudiéndolo un poco

- Mmmm, no... quiero- dijo con la voz adormilada

- Bien, entonces supongo que te quedaras en casa solo

- Ajá- dijo restándole importancia a lo que le habían dicho, acomodándose mejor en la cama. Jack al ver que Gustabo seguía sin prestarle atención, intento convencerlo con algo que sabía que no se podía resistir

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