Parte I (5) (5 de 15)

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Continuando con lo que sucedió el día del encuentro, las niñas Loud hacían sus quehaceres en casa mientras esperaban preocupadas a que su padre regresara de ver a su colaborador anónimo.

En la cocina, Luan, Lynn y Lucy hacían su parte que era la de lavar los platos, cuando inesperadamente oyeron aparcar afuera a Vanzilla antes de la hora prevista.

–Mamá –escucharon exclamar seguidamente a Lori en la sala, con lo que Lucy supo que esa era su señal para ponerse la cabeza de ardilla.

–Volviste antes –oyeron decir a Luna.

–Si –asintió la mujer, que en ese momento entró en la cocina seguida por el resto de sus preocupadas hijas–, me despidieron.

–¿Qué?

–Se suponía que hoy debía ponerle una corona a la alcaldesa Davis. Pero en lugar de eso le extirpe todos sus dientes uno por uno. Pero, ¿saben qué?, nos adaptaremos, avanzaremos, conseguiré otro empleo y mientras ayudaré a tu padre con la cena... ¿Dónde está su padre?

Las diez hermanas, incluyendo a la que usaba la botarga, se miraron mutuamente sin saber que responder.

–... Se fue –acabó admitiendo Lynn Jr.

–... Bueno –Rita se encogió de hombros, forzando a su vez una sonrisa con suma dificultad–, seguro hay una explicación para esto.

–Si –se apuraron a asentir las gemelas.

–Y saldremos adelante –volvió a decir la madre–, con tal de que estemos todos juntos, porque somos una familia...

De repente, por primera vez en esos días que estuvo centrada en el asunto de su esposo, Rita cayó en cuenta de que hasta ese entonces siempre había visto a alguien con botarga de ardilla entre su numeroso grupo de hijos.

–Lincoln, cariño –se dirigió a Lucy–, ¿aun sigues usando ese ridículo disfraz?

Ante la interrogante, la niña pelinegra asintió con la cabeza de inmediato, mientras sus hermanas esperaban que a Rita no se le ocurriera decir algo más.

Sin embargo, la mujer se acercó a quien creía era su único hijo varón, que en realidad seguía desaparecido, se hincó en una rodilla para estar a su altura y le habló con un aire maternal.

–Mi amor, nada de esto es tu culpa, sabemos que no das mala suerte, sólo queríamos darte una lección, pero ahora veo que si se nos pasó la mano. La verdad no sé en que estaba pensando al hacerle caso a Lynn, ya que esta fue su idea. Es que teníamos tantas cosas en la cabeza, pero igual eso no justifica que te hiciéramos dormir en el patio y todo eso. Sólo espero que puedas perdonarme y te prometo que cuando todo esto pase te lo compensaré. Pero ahora, más que nada, necesito que toda mi familia este unida, así que: ¿que tal si te quitas ya ese horrible traje y nos olvidamos de esto?

–¡No! –gritaron Lori, Leni, Luna, Luan, Lynn, las gemelas, Lisa y Lily en cuanto Rita se dispuso a quitarle la cabeza a Lucy, quien a su vez retrocedió de un salto hacia la puerta que daba al patio de atrás.

–Cariño, por favor –suplicó Rita a la impostora de la botarga–. Todo va estar bien. Ya quítate ese traje, hazlo por mi, ¿si?

Con pesar, a la niña gótica oculta bajo el disfraz de ardilla no le quedó de otra que negar con la cabeza. A su vez, con tal de que su madre no descubriese la otra horrible verdad que le ocultaban, Lynn Jr. pretendió tomarse el asunto de la mala suerte en serio.

–No, mamá, tal vez si sea su mala suerte lo que está causando todo esto.

–Si, si –procuró secundar Lori–. Es más, literalmente, creo que el traje ya perdió su efecto y por eso papá está en problemas. ¿Verdad, Lisa?

Lincoln se enlista en el ejércitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora