Libro III - Parte Final

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Al día siguiente, Zuko propuso que todo el equipo se reuniera a comer junto a su tío, moción a la que nadie se opuso, pero Toph y Kai aceptaron de mucho agrado.

- Zuko, debes regresar a la Nación del fuego para que cuando caiga el Señor del Fuego, tú puedas asumir el trono y restaurar la paz y el orden. Pero Azula estará ahí, esperando por ti - advirtió el anciano.

- Me encargaré de Azula - afirmó el príncipe.

- No solo, necesitarás ayuda - intervino Iroh, mirando a la maestro agua de ojos dorados.

- Tienes razón. Kai ¿Quieres acompañarme a enfrentar a mi hermana? - preguntó el azabache.

- Es un honor que me lo preguntes, claro que sí - respondió ella, decidida. Pero el riesgo de Azula y el cometa pasó por su cabeza, miró a Zuko como haciendo una pregunta y él arqueó las cejas antes de entender y asentir - Katara ¿Te gustaría ir con nosotros?

- ¿Para poner a Azula en su lugar? - agregó el príncipe.

- Será un placer  - decidió la de los ojos azules, Zuko y Kai sonrieron.

- ¿Qué hay de nosotros? ¿Qué dice nuestro destino para hoy? - preguntó Sokka.

Más por su propia iniciativa que por la guía de Iroh, el grupo acabó dividiéndose en dos. Toph, Suki y Sokka tendrían que detener a las tropas aéreas de la nación del fuego, que se dirigirían a Ba Sing Se, mientras Zuko, Katara y Kai recuperarían el trono, enfrentándose a Azula. Quizá podría parecer una desventaja numérica, pero dos maestros agua pueden hacer poco durante un cometa, así que su asistencia sería, sobretodo, de apoyo.

El primer grupo, liderado por Sokka, se iría en una Anguila cazadora gigante y el segundo, en Appa.

- Si voy a ser el Señor del Fuego cuando termine la guerra ¿Qué van a hacer ustedes? - preguntó el príncipe a la Orden del Loto Blanco, sosteniendo las riendas de Appa, ya listo para partir.

- Después de que reconquiste Ba Sing Se, voy a reconquistar mi tienda de té y voy a jugar Pai Sho todos los días - declaró Iroh, antes de despedirse.

Kai encontró calma en esa afirmación, ojalá todo saliera así de bien. Se imaginó a sí misma visitando al anciano para finamente aprender a jugar como se debe.

- Adiós, general Iroh - dijo Katara, sentada junto a Kai.

- Adiós a todos - respondió él. La de los ojos dorados se llenó de angustia por un momento, así que agarró a su amiga de la mano y levantó la otra para despedirse sin que se le quebrara la voz - Hoy el destino es nuestro amigo, lo sé.

Poco rato después de despegar, Kai le pidió a Katara que maquinaran un plan de respaldo, en caso de que Azula jugara sucio, pero sin alertar a Zuko, así que ambas aprovecharon un momento en el que este se encontraba durmiendo para establecer una estrategia.

Al final, el día llegó y con él, el anticipado cometa Sozin.

El cielo parecía quemarse, Appa atravesaba nubes teñidas de carmín en un atardecer infinito, provocado por el cometa que se acercaba como una amenaza latente.

Claramente, el Príncipe estaba nervioso y debido a esto, Kai se sentó a su lado, sobre el cuello del bisonte para agarrarlo de la mano.

- Todo va a salir bien - le dijo, intercambiando su rol, solía ser él quien la calmaba a ella.

- Sí, detendremos a Azula - añadió Katara, desde el borde de la montura.

- No me preocupa Azula, me preocupa Aang - contestó el maestro fuego - ¿Qué tal si tiene miedo de enfrentar a mi padre? ¿Qué tal si pierde?

Un incendio en el mar (Zuko; Avatar TLA)Where stories live. Discover now