Capítulo 12.

6.9K 521 24
                                    

Sentada en aquellos asientos de plástico en la sala de espera, solo podía pensar en Finn y en lo que le había pasado. Cuando vi su coche con toda la parte delantera destrozada, me temí lo peor. Por un momento me veía sola, sin padres y sin hermano. Sola sin nadie de quien poder depender, sin ninguna persona a la que seguir. Pero por suerte, eso no había pasado, o no de momento.

—Intenta tranquilizarte, Lexie —dijo Justin por décima vez desde que habíamos entrado en el hospital—. No arreglarás nada poniéndote nerviosa.

—¿Y sí lo haré tranquilizándome? —solté, intentando no elevar mucho la voz ya que no estábamos solos en la salita—. No es tu hermano el que se está debatiendo entre la vida y la muerte en estos momentos, pero aunque lo fuese, tampoco te importaría mucho. Ya he visto el cariño que le tienes.

Noté como Justin apretaba los dientes, dejando ver su mandíbula perfectamente delineada. Sus manos cogieron la forma de dos puños, y su respiración se volvió lenta y pesada. A decir verdad, tenía todas las papeletas para recibir un puñetazo suyo, pero sinceramente, no me importaba.

Después de varios segundos sumergidos en absoluto silencio, Justin se giró y me miró, agarrándome del brazo para que yo también le mirase a él.

—¿Por qué eres así, Dellinger?

—¿Así cómo?

—Hace unas cuantas horas estabas abrazada a mí, llorando y pidiéndome que no te dejase sola. Y ahora actúas de esta forma, como si me odiases con todo tu ser, como si fuese culpa mía lo que le ha pasado a Finn. De verdad que no te entiendo, ¿tienes alguna clase de trastorno de personalidad o algo por el estilo?

—A ver cómo te lo explico para que lo entiendas, Bieber —luché para tranquilizarme—. Cuando vi a mi hermano en esas condiciones, me asusté y abracé a lo primero que encontré. Fuiste tú, así que te abracé a ti y lloré en tu hombro, pidiéndote que te quedaras. Pero si hubiese sido mi padre, te aseguro que hubiese hecho exactamente lo mismo —confesé sin importarme mucho que Justin no supiera el pequeño detalle de que mi padre era un maltratador—. Y sí, te odio con todo mi ser. Estoy segura de que te harás una idea de por qué es.

Respiré hondo; menudo peso me había quitado de encima soltando todo eso.

Vi como Justin se levantó de la silla de plástico gris y se quedaba de pie frente a mí, mirándome a los ojos.

—Si no supiera que estás en un estado en el que odias a todo el mundo, me iría y te dejaría aquí sola y tirada, porque al fin y al cabo es lo que te estás buscando. Pero como buena persona que soy, iré a traerte un chocolate caliente.

Y tras decir esas palabras desapareció de mi vista, caminando por el pasillo lleno de gente y desapareciendo después de girar por una esquina.

Saqué el móvil del bolso y miré la hora una vez más; eran casi las tres y media de la madrugada. Hacía más de dos horas que habíamos llegado al hospital y se habían llevado a Finn al quirófano y aún no había salido nadie a decirnos como estaba yendo la operación o como se encontraba mi hermano.

De golpe empecé a escuchar a mi izquierda a un bebé llorar. Giré la cabeza y vi a un chico más o menos de mi edad con la pequeña en los brazos, intentando hacerla callar. Eran graciosas todas las cosas que hacía para intentar calmar los llantos del bebé y aún así no conseguirlo.

—Perdona —me levanté de mi silla y me acerqué a él, dispuesta a echarle una mano—, he visto que no puedes con ella. ¿Quieres que intente tranquilizarla un poco? Se me dan bien los niños pequeños.

—Sí, por favor. Me pone histérico cuando empieza así, y en estos momentos es lo último que necesito; ponerme más nervioso de lo que ya estoy.

Blackmailer ➳ j.bWhere stories live. Discover now