Capítulo 11

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Un jueves por la mañana, Lee SuNi se encontraba acostada sobre un mantel típico de picnic, de cuadros rojos y blancos, ampliado en el terreno de césped del parque que frecuentaba últimamente. El viento arropaba las extremidades de su cuerpo en una mezcla de la temperatura elevada de la mañana y la calidez del sol libre de nubes que la opacaran. 

Era una mañana totalmente equilibrada.

SuNi tenía los ojos cerrados, dejándose llevar por el ambiente y dando pase libre a que su mente vagara a las profundidades de su memoria. Desde que confesó a “SeonGi” parte de lo que sucedió, experimentaba lapsus de las experiencias vividas. Específicamente de la experiencia no grata que la colocó en esa situación; el ataque hacia su persona.

Porque aunque se había estado definiendo con la palabra “accidente”, definitivamente no podía catalogarse de esa manera un suceso que fue deliberado con intenciones de hacer daño.

En ese mismo instante en que su vida dio un giro drástico que cambió completamente su modo de vivir, entró en el hábito de reconsiderar todas sus decisiones, de evaluar su manera de afrontar los problemas.

Los primeros meses de esa nueva vida fue dura consigo misma, incluso autodestructiva.

“¿Por qué no presté más atención al tipo de persona que me rodeaba? ¿Por qué no pude ver la malicia? ¿Por qué insisto tanto en ver lo bueno de las personas? ¿Por qué recurro a ver el positivismo a todo? ¿Por qué…?”

Esas fueron las preguntas que se cuestionó vez tras vez, culpándose a sí misma de estar así por ser una ingenua y tonta, que se lo merecía por querer siempre darle una oportunidad a las personas y no hacer caso a su intuición.

Fueron momentos duros y dolorosos, la luz se apagaba con cada día que pasaba. Pero por suerte, antes de que la última llama se extinguiera, su familia no tardó en brindar el apoyo que necesitaba SuNi.

Con la ayuda del psicólogo, ella aprendió a apaciguar esos sentimientos destructivos y aceptar un poco más lo que sucedió. Aprendió a que no necesariamente debía dejar de ser como era, porque no era malo ser ese tipo de persona, ella estaba bien. Lo que tenía que hacer era no ignorar su intuición y ser precavida con las personas.

Aún así, había momentos como ese, en el que recordaba perfectamente lo que sucedió el día de su condena. Torturándose con las interrogantes de: “¿Qué pasaría si…?”

Pero por más que SuNi imaginara escenarios en los que su situación fuera diferente, el resultado al volver a la realidad sería el mismo.

Una mujer con ceguera parcial.

Hace dos años, a sus veintiséis años de edad, se dirigía al conservatorio de música de la Universidad de las Artes Chugye donde impartía sus clases de piano y teoría de la música como un día de trabajo cualquiera. Sin imaginar la catástrofe que se avecinaba.

Los estudiantes de sus clases e incluso algunos compañeros del trabajo se maravillaban con la presencia de SuNi a la hora de explicar y enseñar. Pero sin duda sucumbían cuando los dedos de SuNi acariciaban con deleite las teclas del piano. Todos concluirían después de escuchar su pieza que tenía un talento natural para el instrumento y un oído exquisito para saber el momento idóneo de presionar una nota musical.

Esto no resultaba sorprendente si se conocía el historial de parentesco, SuNi vivió prácticamente toda su vida, incluso antes de nacer, rodeada de música. Esto era gracias a sus padres que se mantenían involucrados de lleno con este arte en particular.

Su madre, Kim SungMin, era pianista profesional, la música era su alegría y devoción, hasta que poco a poco, la presión comenzaba a asfixiarla y consideró que tal vez no estaba hecha para ese mundo donde la cima era subjetiva y nada segura si no tenías unos buenos cimientos que te sostuviera.

Ceguera Parcial | Min YoonGi [#1]Where stories live. Discover now