Capítulo 33: Actos

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Advertencia: Si eres menor no leas el siguiente capítulo.

No sé ni porque me tomo las molestias igual lo leerán.

-Noah, ¿Dónde estamos?- pregunte nuevamente mientras bajaba del auto.

Por fin habíamos llegado a lo que parecía ser un gran terreno cubierto por pasto. Las luces de una casa situada en medio del prado alumbraban en la oscuridad de la noche.

Pero no recibí respuesta por parte del lobo, simplemente me dio una sonrisa tímida y tomo mi mano para guiarme a la casa.

Acercándome más note que podría no ser muy grande la entrada pero definitivamente se lograba ver como se extendía la parte trasera de la vivienda hasta llegar al bosque.

Subimos los escalones que nos separaban de la entrada. La madera pintada de un color blanco fue lo primero que note gracias a la luz que se filtraba por una ventana, ya que la pequeña entrada no disponía de ningún bombillo.

El chico frente a mi saco unas llaves de su bolsillo trasero que tintinearon antes de caer al suelo. Me vi siendo sorprendida ante la torpeza de Noah al intentar abrir la puerta.

Con rapidez se acuclillo para recoger las llaves.

-Sabes, hoy andas muy raro.-bromee quitándole las llaves de las manos para abrir por mí misma la puerta.

Lo veo encogerse de hombros claramente avergonzado mientras entra en la casa delante de mí.

Sonrió cuando entró completamente. Es bastante agradable y tiene ese ambiente hogareño.

La madera más fina que he visto decora las paredes y una chimenea de piedra se halla en medio de lo que parece ser una sala. No hay ningún televisor y eso me sorprende un poco.

Las ventanas que permiten observar el exterior son grandes y una pequeña mesita descansa delante de un sofá de piel.

-¿Te gusta? - la pregunta es realizada desde uno de los laterales de la habitación.

Giro mi cabeza y le doy una pequeña sonrisa junto con un asentimiento al lobo recostado a la pared.

-¿De quién es este lugar?- preguntó comenzando a caminar hacia él. Abre los brazos para rodearme con ellos cuando llego a su lado. Deposita un beso en mi frente mientras me estrujaba contra su cuerpo antes de responder.

-Tuyo.- Solté una pequeña risa dejando caer la cabeza hacia atrás para observar su rostro. Cuando vi que no se reía conmigo me calle.

- No me digas que me compraste una casa.-le grité.

-No te compre ninguna casa. -Aseguró. Le di una mirada confundida y con una sonrisa procedió a explicar.-La herede de mi madre y ella la recibió de mi abuela paterna. Te presento la vieja casa de la manada. Aquí han vivido largas generaciones de alfas.

-¿Pero por qué tu familia no vive aquí? - Mi mano voló a su mejilla comenzando a acariciarlo.

-A papá le cuesta estar en este lugar. Le recuerda mucho a mi verdadera madre.-Analizó lo poco que sabía sobre su asesinato.

Y llegó a una conclusión.

-Ella murió aquí. -susurre más para mí que para él.

-En la habitación destinada para niños. Pero sí vivió aquí.- No parecía afectado y por un momento pude haber creído que no había sentido nada al hablar de su difunta madre pero yo sabía que no era así.

Mi Noah no era así. Simplemente había crecido para no mostrar debilidad pero sabía que le dolía.

-¿Que hacemos aquí?- Sus brazos me dieron un pequeño apretón cuando mi rostro se enterró en su cuello.

Por un partidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora