Capitulo 11.- Comprensión.

149 23 5
                                    

Salí de la casa como pude, mis lagrimas no dejaban de salir de mis ojos, y mis sentimientos a personas que estimaba mucho se fueron a la mierda, no tenia consolación alguna, y James estaba lejos de mí, ¿Qué otra cosa me podría pasar? Mis sentimientos se burlaban de mí, era una mezcla de odio y tristeza profunda, fue un milagro que no llegara a una agonía, y la verdad no estoy exagerando. Mi subconsciente me hacía preguntas como: ¿Por qué? ¿Porque solo a mi? ¿Donde viviré a ahora? La ultima era la peor.

Camine y camine hasta que me quede seco literalmente, ya no salían mas las lagrimas, no sentía nada, era algo así como estar vació. Trate de sacarle lo bueno a lo malo, y simplemente no podía, hasta que recordé dos amigas locas que conocí hace dos días con el amor de mi vida. Anna y Kate.

No, claro que no, su casa queda a casi treinta minutos en auto, y no traigo nada de dinero. Pero, si no es con ellas, ¿Con quién?

Me canse de pensar más en cosas que todavía no pasan, así que comencé a caminar a dirección de aquella casa donde tuvimos un mosh de cumbias aquella noche. Camine, y camine y camine... Hasta poder ver de lejos esas cortinas color verde que la caracterizaban.

El sudor caía por mi frente y mis fuerzas comenzaban a bajar.

Ya no sentía los pies, y mi dolor emocional con el físico no era muy buena combinación.

Caí.

-Narra Kate-

Después de comer las mierdas que ha hecho Anna, salí a dar un paseo al perro, Ozzy. Camine por una cuadra y me sorprendí al ver un muchacho con mejor trasero que yo tirado con una maleta, una guitarra y su cabello todo enredado en el suelo. Esperen... ¿Kirk? ¡¿KIRK?! Demonios, ¡Es el! Madre mía. Corrí y deje que Ozzy cagara en el césped de la Sra. Felicia, una tipa más religiosa que un Papa.

-¿Kirk?.-dije tocando su espalda-.

Puta la wea, no responde. Suplica tras suplica y aquel muchacho de las piernas perfectas no me contestaba. Si lo dejaba aquí tal vez moriría.

Me arme de valor y lo tome de la cintura, llevándolo a mis hombros, mientras que en el otro hombro cargaba su maleta y su guitarra.

-¡ANNA! ¡ANNA!.-gritaba a ya unos metros de la casa.

-¿Donde est... ¿KIRK? ¡VERGA!.-Anna corrió hacia mi tomando las cosas de este guitarrista no reconocido.

Como pudimos lo metimos a nuestra casa.

Ahh.

-Narra Kirk-

Me desperté en un hogar que tal vez ya había visto alguna vez, tomándome mi cabeza con mi mano, y con la otra tallándome los ojos.

-¿Kirk?.-escuche esa voz chillona decir mi nombre, pero por alguna extraña razón yo no podía responder.

-¡KIRK!

-¡¿Donde estoy?!.-grite.

-Soy Kate, te encontré en el piso, ¿Querías que te dejara ahí casi muriendo? Oh vamos, claro que no…

-Demonios Kirk, ¿Ya has comido algo?.-dijo Anna.

-No…-dije recordando cada palabra que me hirió peor que cualquier arma.

-¿Qué pasa Kirk? ¿Qué tienes?.-dijo atenta Kate.

Comencé a llorar, otra vez. No podía hablar del tema sin terminar en un llanto, cada vez que recordaba ese momento, se me partía el corazón en miles de pedacitos.

-Vamos Kirk, si quieres no hablamos del tema, solo tranquilízate.-dijo dándome un abrazo, provocando que me acurrucara en su hombro y comenzara a sacar todo lo que me está destrozando por dentro.-Ven…-dijo Anna.

Mis lágrimas salían de mis ojos, y mis sollozos poco a poco se intensificaban. Pasaron los minutos, y mis sentimientos se habían calmado un poco. Ya cada vez era menos peor.

-¿Mejor?.-dijo Kate sobando mi hombro-.

-Si.-dije sonriendo, por primera vez.

-Anda, vamos a comer, como dicen ‘’barriga llena, corazón contento’’ Animo.-dijo Anna.

-Antes que nada, muchas gracias, yo creo que si no las conociera, yo ya no estuviera en este mundo….-dije.

-No digas eso, anda, vamos…-dijo Kate.-Una ventaja tuya es que eres delgado, si no no hubiera podido.- Sonreí.

Comí como una vil bestia y cada vez que podía les decía las gracias a estas locas. Cada platica que teníamos aquella noche hacia que me sintiera un tanto tranquilo en que puedo contar con ellas para todo. Mi corazón cada vez iba sanando, y yo, cada vez era más feliz.

Pensé que te conocía muy bien.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt