Un simple maestro.

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Después de explicar el tratamiento para Bruno Santiago y Gabriel decidieron dejarlo todo en manos de Meneif. El hechicero parecía muy seguro de poder llevarlo a cavo  y los tres solo podían confiar en el para esto. Antes de irse Gabriel pasa tras la silla de Gabriel y le pone suavemente una mano en el hombro  para luego irse tras Santiago quien le esperaba en la puerta. 

Al cerrar la puerta de la enfermería Tanto Santiago como Gabriel compartieron una mirada de preocupación. Gabriel parecía más furioso que preocupado. 

-Será mejor que envíes esa carta, es más que obvio que los planes han cambiado, y yo no pienso seguir adelante con...con algo así- Dice Gabriel con los brazos cruzados mientras atraviesan el pasillo de camino al ala de habitaciones.

Santiago tiene la mirada puesta en sus pies y con el puño apretado suelta un resoplido -Lo intentaré pero eso no depende de mí- 

-¿Y qué piensas hacer?- Santiago se quedó en silencio por un momento y luego pareció pensar en una idea, Gabriel al ver eso hace un gesto para que le explique. Se detienen enfrente de la habitación de Gabriel y tras entrar y asegurarse que nadie escucha desde afuera se sientan -No es tan sencillo, el plan original ni siquiera fue ocurrencia de mi padre, el aceptó sin más ya que...no le importa, o al menos eso quiere aparentar- Santiago no es alguien muy dado a reconocer el humor o los sentimientos de los demás, siempre fue un lobo solitario y nadie se atreve a cercarse a el por esa misma razón -Fue de esa sabandija de Anguis-

-¿El consejero principal?- Gabriel frunció ligeramente el ceño mientras se llevaba la mano a la barbilla para pensar -He escuchado hablar de él, dicen que es extremadamente inteligente pero que a veces es demasiado cruel en la toma de decisiones. No lo he conocido personalmente ¿Qué puedes decir de el?-

-Solo sé que no me da buena espina, no me he cruzado mucho con él ya que las pocas veces que estoy en el palacio estoy muy ocupado, pero he visto como ha ido cambiando poco a poco mi padre desde que llegó, y no me gusta. Como has dicho también es tremendamente inteligente, a un nivel que da miedo. No solo fue capaz de capturar en una noche un grupo de bandidos que nos estaban dando problemas desde hace años sino que se deshizo de ellos el solo, sin un solo soldado como respaldo y sin dejar huella, como si no hubieran estado ahí en primer lugar-

Gabriel se sorprendió -¿Cuántos eran?- 

-Tengo entendido que unos quinientos- Gabriel frunció el ceño más esta vez -¿Qué clase de poder tiene?-

-Ese es el asunto que más me molesta, como no me fiaba en cuanto pude revisé sus antecedentes y en sus registros cuenta que nació sin magia, ni una pizca-

-¿Cómo es posible? Si es alguien sin magia, aún usando un instrumento mágico no es posible que se haya podido deshacer de quinientos bandidos en una sola noche ¿Es una clase de monstruo?-

-No lo sé, pero es muy sospechoso, dejé a unos de mi soldados de sombra para que lo mantuviera siempre vigilado-

-Hiciste bien, pero con eso...-

-Lo sé, no soluciona nuestro problema, tal vez pueda conseguir algo enviándole la carta directamente a mi padre, el si puede entrar en razón pero cada maldita carta que va a su nombre es revisada antes por esa sabandija- Dice apretando los puños, después suspira -Puedo intentar que le llegue directamente pero necesitaré a una de tus bestias mágicas, he oído que tienes un fénix capaz de mezclarse con el entorno, tal vez...-

-Mi querido ruru no es un mensajero personal- Gabriel se cruza de brazos y levanta la cabeza, Santiago ve eso y se queda en blanco.

-¿Qué tal ese búho mágico que obtuviste hace poco? Se puede hacer invisible...-