UNA NOCHE JUNTOS

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Cuando llegaron a Grimmauld Place, todo estaba oscuro y en silencio, era de madrugada y seguramente todos dormían.

_ Los he puesto en peligro_ Remus dijo preocupado.

_ Remus... No.

_ Me buscaban a mi.

_ Vayamos a acostar a Teddy.

Remus asintió.

RL/HG

Hermione y Remus se acostaron en una misma cama.

No podían dormir, pero al menos estaban descansando las tensiones.

Remus acarició la mejilla izquierda de Hermione.

No quería dejarla ir por nada del mundo.

Ella se acercó a él intentando entrar en calor.

Remus la atrajo hacia él y comenzó a besarla.

Tierno en un principio. Luego sentía a Moony en la superficie exigiendo más.

Y Hermione se dejaba hacer. Ambos necesitados del calor del otro.

Remus chupaba y mordía su cuello en un intento por estimularla, pero para Moony era un intento por marcarla y hacerle saber a todos que ella le pertenecía.

_ Remus..._ Hermione jadeó tomando en su puño la camisa de franela de él, deseando más de lo que estaba teniendo.

Él la giró y quedo boca arriba y Remus sobre ella. Volvió a estampar sus labios con los de ella y sus manos vagaron por su cuerpo bajo la delgada blusa de saten azul.

No usaba sostén y eso hizo gruñir a Moony en excitación.

Entonces Hermione abrió la camisa del pijama botando todos los botones.

Mi compañera es
una Gatita salvaje.

Remus levantó su blusa y chupó un pezón, estimulándolo hasta que quedó en un pico y Hermione retorciéndose.

_ Te necesito_ la voz de Remus era ronca y grave.

_ Y yo también te necesito_ Hermione soltó.

Remus entonces tomó el control y desgarró aquella pijama de satén, ya le compraría otra.

Ella jadeó, pero era bien recibida su acción pues su mano fue hasta su erección. Entonces fue él quien jadeó.

Podía ver el brillo de deseo en sus ojos y era la vista más hermosa que había visto.

Su mano fue directamente a su centro y su boca a su cuello.

Ella gemía con la caricia y la estimulación de ambas partes.

Su centro estaba muy húmedo y Remus aventuró un dedo dentro de ella.

Hermione gimió.

_ Eres todo un sueño Hermione.

Ella era muy estrecha y Moony gruñó de satisfacción.

Aventuró un segundo dedo, estirándola. Probando el terreno donde quería sembrar su semilla.

Se levantó un poco y bajó sus labios por si vientre, bajando lentamente hasta su centro.

Ansiaba probar su dulce nectar y Moony salivaba por hacerlo.

_ Remus...ohh, merlín...

Él gruñó al sentir su sabor en la lengua, era mucho mejor que el chocolate.

Hermione agarró la colcha en un intento vano de sostener algo.

La lengua de Remus era letal y no le dió tregua, tocaba cada nervio produciendo un placer inimaginable.

Hermione subía muy rápido por esa pendiente hacia su éxtasis.

Se arqueó y gritó su orgasmo fuerte y claro.

Remus continuó lamiendo hasta tomar todo de ella, luego se enderezó y se quitó el pantalón de franela.

Su miembro saltó a la vista erecto y orgulloso. En él una gota de pre semen.

La cubrió con su cuerpo y su miembro encontró su entrada fácilmente, se amoldaban perfectamente.

Solo se introdujo un poco y ambos jadearon.

Él apretó su mandíbula en esfuerzo por no derramarse antes de darle placer y hacerla suya.

Se introdujo un poco mas y Hermione hizo una mueca de dolor.

Remus la besó queriendo alejar el dolor con placer.

_ Remus...hazlo, sé que dolerá.

_ No quiero lastimarte, me duele.

_ Te quiero dentro de mi.

Remus gruñó y se inteodujo todo.

Ella gritó de dolor.

_ Shh amor, mi Hermione, mi compañera. Pronto pasará.

_ Lo...se_ luchaba por respirar.

Remus se movió un poco. Hermione fue relajando los músculos.

Había escuchado pláticas de Lavender y las gemelas Patil sobre eso, pero jamás se imaginó tal dolor, aunque sabía que solo sería la primera vez.

_ Hermione, mírame preciosa.

Ella abrió los ojos.

_ Aúm tienes dolor?

Hermione negó.

Remus se movió y volvió a entrar.

Hermione gimió de placer y dolor.

_ No sabes lo grandioso que es estar viendo tu rostro de placer.

Hermione lo acercó y se besaron.

Él se movió dentro de ella y luchó nuevamente por no derramarse en ella.

Abrió mas sus piernas y la tomó de las caderas para hundirse hasta la empuñadura.

Gruñó de placer y ella gritó su segundo orgasmo, entonces Remus la siguió.

_ Mía Hermione, eres mía.

SACRIFICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora