Capítulo 12: "Mejores amigos"

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Bien, hagamos un pequeño repaso de lo que mi vida había cambiado en unos meses. Pero lo más importante y lo que más me asqueaba, pasé de ser una persona invisible a ser una de las que más se rumoraba en los pasillos de la escuela. Una total mierda. Ahora tenía una familia. No quería tener una familia. Mi padre es lo único que he tenido desde que tengo siete años ¿Para qué tener más? No quiero arruinarle la vida a papá, no más. Pero esto es mucho, mucho más de lo que pueda soportar. No quiero tener una madrastra. ¿Y si es como la de la cenicienta? Lo siento, pero si no recojo mis cosas mucho menos recogeré las de otros. Tal vez exageraba pero todos hablan de lo malas que pueden ser las madrastras, no me culpen.

Llevaba dos días sin ir a la escuela con la excusa de haberme resfriado, Chris me había llamado muchísimas veces, hasta quiso venir, a lo que me negué rotundamente. ¿Por qué no podía ser una Bella Swan? Definitivamente ver las películas y leer los libros estaba haciendo estragos en mi mente. Mi padre no hacía más que golpear a mi puerta preguntando si todo estaba bien o si quería hablar. Me dolía. Me dolía mucho ser tan mierda con él. Él quería lo mejor para mí. Tal vez pensó eso al buscar una pareja. Estos dos días los había pasado haciendo también un análisis a la que sería mi nueva familia. Carla no se veía mal, es decir, tal vez fuera una loca por la moda que hasta en pijama lucía bien, pero no estaba mal, no se metía en mis asuntos, por ahora. Cathy era un amor. Sí, amaba a esa niña y no había cruzado más de cuatro o cinco frases con ella, tenía doce, pero era muy baja de estatura para su edad. Creo que debí esperar a preguntarle la edad antes de tratarla como un cachorro ya que me trato como la mierda. Definitivamente nos llevaríamos bien. Y Nathan, bueno Nathan era una completa mierda, creo que tendré que cerrar con pasadores y tablas mi habitación cuando nos mudemos, era un pervertido de mierda, sabía que estaba con Chris pero claro que eso a él no le importaba en lo absoluto. Era lindo, sí. Muy lindo. Pero definitivamente no era mi tipo.

- Ana, cariño. – la voz de mi padre me sacó de mis pensamientos.

– No quiero ir a la escuela, ya te lo dije. Sigo enferma. No, no lo estaba, claro que no lo estaba, al menos no de un resfriado. Estaba enferma de la cabeza.

– Ana, basta de estupideces. Te cambias y te espero abajo, te llevaré a la escuela. Así que apúrate. – dijo enfadado. Muy enfadado, creo que hacía unos dos o tres años no había escuchado ese tono de voz en papá. No quería enfadarlo más así que me levanté resoplando y con pereza me metí al baño. Fue relajante. Creo que estos dos días no me había bañado y no sabía ni cómo me había aguantado mi propio olor. Sí, asquerosa. Lo sé.

Duré unos quince minutos bajo la ducha, en verdad la necesitaba. Salí y enrollé mi cabello en una toalla y mi cuerpo en otra. Apestaba tener que usar un uniforme, me sentía una presa, aunque bueno, no estaba muy lejos de serlo en la escuela. Todas iguales, Dios, tenía que cambiar mi apariencia pronto. Bajé las escaleras encontrándome con y me dirigí  a la cocina en busca de papá.

– Papá, estoy lista. ¿Nos vamos?

– No soy tu papá pero iría a cualquier lugar contigo, linda. ¿Por qué no empezamos por tu habitación? –  La voz de Nathan era una patada en el culo y más por las mañanas. Ahora lo sabía. No le puse atención y seguí con mi camino hacia la nevera. – Te estoy hablando, Ana.

– Y yo te estaba ignorando, idiota. Deja de ser un puto promiscuo, ni siquiera tienes dieciséis, yo soy tu hermanastra mayor. – Mi tono burlón pareció molestarle porque puso los ojos en blanco y frunció el ceño. – Oh, perdón. No recordaba que la escuela pensaba que eres el puto promiscuo de diecisiete años. Sería una pena que… – me interrumpió.

– No se te ocurra mencionarlo. – Dijo con sus puños apretados sobre la encimera, el hijo de puta me estaba amenazando. Sonreí satisfecha. ­– No sabes de lo que soy capaz. – Le dije en el momento en el que entró papá a la cocina.

Enamorada de mi amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora