3. Agua caliente

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Nobara estaba algo impaciente

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Nobara estaba algo impaciente. Satoru aún no había llegado, así que él no podía ayudarles. Por suerte, los heridos de su misión de hacía unas horas habían podido ser curados a tiempo.

—¿Entonces no la viste?—preguntó Megumi mirando a la de ojos verdes.

—No, solo los brazos—respondió Jin encogiéndose de hombros.

La castaña la observó.

—Es verdad—suspiró—Además, tenía mucha fuerza. No sé, tuve una sensación muy inusual. Además, ninguno de nosotros notó su presencia.

—Tendremos que volver a investigar. Me da mala espina. Debemos evitar que haya más heridos por su culpa—Itadori se añadió a la conversación con seguridad en sus palabras.

Fushiguro cerró el libro sobre maldiciones que tenía entre sus manos y lo dejó sobre la cómoda más cercana.

—Hasta que Satoru no venga, no podemos hacer nada. Lo mejor será que nos tomemos un descanso.

—Está bien. Nosotros podemos ir a hablar con los demás, a lo mejor saben algo—sugirió el chico a lo que Fushiguro asintió. Era una buena idea. Hablarían con el director si se encontraba disponible.

Ambos se fueron dejando a Nobara a solas con Jin.

—Oye—la alertó.

—¿Es a mí?

—¿Ves a alguien más aquí?—Nobara arqueó una ceja mirándola.

—No, pero es raro que me dirijas la palabra.

La castaña resopló. Ni siquiera sabía por qué se tomaba las molestias, pero algo en su corazón le decía que tenía que hacerlo.

—Gracias por ayudarme.

—¿Gracias?

La pelinegra le dedicó una mueca de sorpresa.

—Pues eso, gracias. Si no fuera por ti esa maldición me hubiera atrapado.

Los ojos marrones de Nobara se clavaron en sus verdes.

—No es nada, somos compañeras—sonrió—Me alegra que estés bien.

Kugisaki asintió mordiéndose el labio para evitar sonreír.

Sí, era muy orgullosa.

—Sí, también me alegro de que estés bien—susurró desviando la mirada. Sus ojos verdes la desconcentraban.

—¡Chicas!

Ambas se giraron al oír la voz de su maestro. Gojo acababa de llegar con muchas bolsas de lo que parecían souvenirs y una gran sonrisa en su rostro como era habitual.

—¡Gojo-Sensei!

Jin corrió en su dirección y el peliblanco le chocó los cinco. La castaña les observó a medida que se acercaban.

Cadenas | Nobara Kugisaki x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora