Once

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Seokjin.

El hombre de Yoongi, Eunwoo, lidera el camino por el pasillo hasta una habitación protegida por dos guardias. Al menos nadie entrará para lastimar a mi hermana. Ambos hombres se ven feroces y dedicados a su rey, a diferencia del cobarde sin carácter de ayer. Eunwoo saca una llave de su bolsillo y abre la puerta. Tan pronto como se abre, escucho su voz.

—Ustedes, monstruos, mejor déjenme ver a mi hermano —chilla, golpeando a Eunwoo frente a mí—. ¡O si no los mataré a todos!

Mi corazón se hincha al escuchar a mi protectora hermana arriesgar la vida al enfrentar a uno de los hombres más letales de Yoongi. La sonrisa en mi rostro cae cuando miro más allá de él al fuego que destella en la chimenea.

—¡Sunli! —grito, pasando a empujones.

Mi hermana deja escapar un sollozo de dolor al escucharme y cae en mis brazos. Su abrazo es fuerte, como si se negara a separarse de mí nunca más.

—Oh, hermana querida —murmuro—. Estoy aquí. No te preocupes.

Sin embargo, soy yo quien se preocupa.

El fuego.

Las orugas sichee.

—¿Estás enferma? —cuestiono, alejándome para palmear sus cálidas y rosadas mejillas.

Sus cejas se fruncen con confusión.

—No. —Exhala—. Estoy furiosa porque nos han separado. ¿Cómo estás? ¿El hombre te dio tus tónicos? ¿Has comido hoy?

La forma familiar en la que se preocupa por mí me calienta. Durante mucho tiempo, sus palabras y acciones afectuosas fueron lo único que me calentó. Ahora tengo a Yoongi. Solo pensar en él me hace arder por dentro.

—Estoy bien —le aseguro, sonriendo—. Me siento bien. Comí bastante en el desayuno.

Se inclina.

—¿Los tónicos? Los necesitas.

—Me siento mejor. No creo que los necesite más. El médico del rey Min es muy talentoso. Me ha curado...

—Toma —me corta, metiendo la mano en el bolsillo de su vestido y sacando tres pequeños viales—. Tómalos. Me niego a dejarte perecer porque piensan que su médico es especial. He estudiado tu condición. Sé lo que necesitas, hermano.

Yoongi entra en la habitación y nos separa, tomando los viales de mi mano.

—Seokjin ya no los necesitará más. —Se los guarda antes de mirar a Sunli—. ¿Estás lo suficientemente caliente aquí? Tal vez deberías haberle dado esta habitación al rey.

Sunli se pone rígida y sus manos se hacen puños.

—Necesita los tónicos.

—Quizás no tienes tanto conocimiento como crees —desafía—. Porque creías ser alérgica a las orugas sichee y estabas segura de que las esporas estaban en todas las chimeneas. Y sin embargo... —Su mirada se dirige al fuego—. Todavía veo una.

—¿Qué estás diciendo? —resopla Sunli, claramente insultada por sus palabras.

—Tu hermana está a salvo conmigo —dice simplemente, volviéndose para mirarme—. Ven, rey. Tenemos que planear la batalla.

—¿Batalla? —grita Sunli—. No es seguro. Seokjin, no puedes entrar en una batalla. No estás bien. —Lágrimas pesadas aparecen en sus ojos y se derraman—. Por favor, no me dejes. Eres todo lo que me queda.

Me duele el pecho y me trago la emoción.

—No debes preocuparte por mí. Soy "El Castigador de los Condenados". Me necesitan en esta batalla.

Kings ✧ YoonJinWhere stories live. Discover now