Shh... Soy tu dueño. Sungjake

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Jake volvió a revisar su reloj.

12:40 pm.

Era muy tarde. Pero, su examen era a las 11 y acostándose a esa hora no podría levantarse temprano a estudiar.

Ah. No le salia la misma respuesta que el profesor.

No sabia si escribirle a sus amigo del curso. Jake era tímido por lo que hacer eso era algo que le avergonzaba mucho. Además, ¿Estaría despierto? ¿Se molestaría?

Volvió a leerlo, pero en voz alta.

- Entonces, yo tendría que dividir la masa total entre la masa individual y multiplicarlo por los kilómetros de de cada masa en la tabla. Ok, listo. - cogió la calculadora y calculó los valores. - Pero, ¿Porque te sale 73?

Tomo el libro que anteriormente estaba leyendo. - Okey, entonces debo multiplicarlo por su masa en gramos. - cogió su cuaderno nuevamente. - Espera, no te lo da el ejercicio. ¡¿Como voy a saber los gramos profesor?!

Jake sintió como su puerta era tocada.

¿Quién era?

Su madre estaba durmiendo y quien sea seguía tocando. No es nadie porque solo somos nosotros dos.

Era muy raro los robos en Corea así que solo cogió una sarten en caso sea un borracho o un bromista que solo venia a fastidiar.

Sin cambiarse ni siquiera fijarse en si lucia bien, abrió la puerta.

- A ver chistosito más te vale que te vayas o te- Sunghoon ¿Qué haces aquí? - preguntó al ver al alto con una chaqueta inmensa y encogido por el frío.

- ¿Puedo pasar?

- Sí, sí, sí, claro. Pasa. - Sunghoon paso rápido con un ligero temblor en el cuerpo. Jake antes de cerrar la puerta vio de izquierda a derecha. - Sunghoon ¿Por qué no hay nadie de tus guardianes aquí? - cerró la puerta y miró a su sala.

Sunghoon estaba parado ahí, nuevamente, expresando una expresión de frió. - ¿Qué haces aquí? ¿Pasó algo?

La boca de Park era tapada por una grande chalina en su cuello. Era diciembre, invierno. Un terrible invierno en Corea.

- ¿Puedo quedarme a dormir aquí hoy?

Jake abrió los ojos por lo directo que este fue. Quiso burlarse, pero se fijo en los ojos cansados del alto, su porte había desaparecido y su columna vertebral se quebraba no precisamente por frío, sino de tristesa o pesadez. Dejando su idea de lado, sonrió. El no era malo, quien sabe, quizás Sunghoon tuvo un mal día. - Esta bien. Siéntate, mi madre hiso cacao ¿Te gusta el cacao? Déjame invitarte una taza.

- Sí, me gusta. Es muy rico. Gracias.

Jake sonrió y dio un asentimiento. Espera aquí.

Rápido, fue a su improvisada cocina y saco una taza navideña. Saco una ollita y un palito de la cajita de fósforo, levantó el pitón del gas y con sumo cuidado vió la llave para que la cocina de dos hornillas funcione. Con una temperatura media hecho el liquido
en la ollita.