El monstruo bajo mi cama [Yeonbin]

El gran baile Pt.2

Sun Hee yacía tras la puerta del camerino, en donde Soobin se había encerrado, golpeando la superficie de madera con su mano y llamaba a su hijo entre gritos algo furiosos. Mientras que, Seung permanecía detrás de su esposa, con una expresión pasmada y aun tratando de asimilar todo lo que el menor dijo en aquel escenario, preguntándose, ¿Cómo se enteró de ello? ¿había leído las cartas?

—¡Soobin, abre ya la puerta! — Grito su madre con desesperación, para después darle una patada a la puerta con su zapato rosa palo y girarse a ver a su marido —¿No vas a hacer algo?

El hombre parpadeo un par de veces, para despertar de su shock, y miro a su esposa —¿Cómo se entero de eso? — Pregunto el hombre, apuntando la puerta.

Sun Hee suspiro con fastidio y negó en un gesto, dándole a entender al hombre que no sabia la respuesta a aquello. Sin embargo, no se quedaron con la duda, ya que la puerta fue abierta de golpe y dejo ver a un Soobin enfadado y con el rostro sonrojado y húmedo por el llanto.

—¡Claro que leí las cartas! — Mintió el chico al dejarse llevar por la ira del momento, empuñando sus manos a los costados —¡Ustedes lo engañaron, le mintieron! ¡Son unos...!

Soobin no pudo seguir hablando porque la mano de su padre le volteo la cara de una cachetada, logrando dejar en silencio el lugar y a Sun Hee con una gran mirada de sorpresa en el rostro, mientras que Seung respirada agitadamente y aun mantenía su mano levantada en el aire.

El castaño se llevo una mano a la zona afectada y se giro a mirar el rostro deformado por la ira de su padre.

—Son las personas mas desagradables que pude haber conocido— Hablo Soobin, apenas en un hilo de voz, para después salir corriendo del lugar.

Ahora mas que nunca necesitaba estar entre los brazos de Yeonjun, aspirar su aroma a tierra mojada y sentir sus caricias en su cabello y rostro. Eso era todo en lo que Soobin pensaba, por lo que, al pasar junto a sus amigos, no logro escuchar los llamados que estos le hacía con insistencia y la mirada preocupada del castaño menor.

Ambos chicos permanecían en la estancia principal del teatro junto al publico restante y uno que otro miembro de la orquesta. Toda esa gente solo murmuraba y criticaba a los padres de su amigo, y unos cuantos parecían creer en la teoría de que, Soobin había enloquecido y de alguna manera solo se estaba desquitando con sus padres por ser un fracaso.

—¿Deberíamos buscar a los señores Choi? — Pregunto Beomgyu, pasandose una mano por el cuello.

HueningKai negó y miro a su amigo —No, seguramente ahora no quieren ver a nadie.

—Entonces, ¿Qué hacemos? — Volvió a preguntar el pelinegro.

—Seguramente Binnie fue a su casa— Hablo HueningKai —Así que es mejor si vamos a buscarlo ahí.