Capítulo 12

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Sana y T/n ya habían llegado al lugar donde sería la reunión organizada por los Bae.

Por primera vez en su vida, Sana sentía que ella se encontraba en un mundo distinto al de las personas que la rodeaban.

Al ingresar a la gigante villa, lo único que veía era a personas con impresionantes trajes y vestidos de alta costura. Al igual de las costosas joyas que lucían con esplendor.
Estaba segura haber visto alguna que otra celebridad. Pero lo que más resultaba era la brecha social entre ella y toda esa gente.

— Ven, deja que te presente a Joohyun. —T/n sostuvo su mano con suavidad.

Sana asintió tímidamente y se dejó guiar por T/n.

De repente, mientras se abrían paso entre la gente, sentía varios pares de ojos que la escaneban, como si trataran de averiguar quién era ella.
Se sentía mareada, como si le faltara el aire mientras su corazón latía con fuerza y todo se venía abajo.

— T/n... —murmuró por lo bajo sintiendo un leve temblor.

La nombrada se dió cuenta de esto y solo bastó una filosa mirada a su alrededor para que todos fingieran no prestar atención.

T/n aprovechó ello y se llevó a la japonesa a una esquina algo desolada.

— ¿Te encuentras mejor? —preguntó preocupada.

Sana tomó una bocanada de aire y asintió mientras recuperaba su ritmo cardíaco habitual.

— Gracias... —murmuró calmando sus nervios— Perdón por esto. Es la primera vez que veo a tanta gente de clase alta y- No sé si yo deba estar acá. ¿Y si hablan mal de ti por traerme? O-

— Tranquila. —sonrió T/n— En esta reunión nadie puede intimidarte, ¿si? —sostuvo sus mejillas— Estás conmigo, nada malo te pasará. Y si alguien se atreve a lo contrario, entonces sufrirá las consecuencias. No te preocupes. Confía más en ti y demuestra quién es Minatozaki Sana.

La japonesa se sentía hipnotizada por aquella mirada de T/n. Como si fuera una especie de recarga de valor. Un aliento a que se sintiera segura de sí.

— Gracias, T/n-ah. —sonrió— Me aseguraré de que todos sepan que tienes a una gran compañera.

— Bien. Pero recuerda que debes disfrutar esta reunión.

— De acuerdo, T/n-ah. —la tomó de su brazo— ¿Vamos?

Im sonrió con orgullo y asintió para luego volver al centro del amplio salón y caminar hacia la anfitriona de la reunión.

Nuevamente las personas se fijaban en T/n y Sana, pero esta vez sintieron una especie de aura. Como si estuvieran hechas la una para la otra.
Nadie se atrevería a interponerse entre ambas. Eso ya era un hecho.

— Oh, pero miren a quien tenemos aquí~ —Sana observó a una chica pálida y pelinegra que sonreía hacia ellas— ¿Por fin te dignaste a aparecer?

— Lo mismo digo, Irene. —sonrió abrazándola— Ha pasado un buen tiempo desde que te veo.

— ¡Y vaya que sí! —correspondió el gesto y observó a Sana— ¿Ella es...?

— Déjame presentarte a mi pareja. —la abrazó por su cintura— Sana, ella es Bae Joohyun.

— Mucho gusto, me llamo Minatozaki Sana. —sonrió la japonesa mientras ofrecía una pequeña reverencia.

— El gusto es mío. Puedes llamarme Irene si deseas. —comentó amablemente— Espero que disfrutes esta amena reunión.

— Muchas gracias, Irene-ssi.

Bae rápidamente le lanzó una pícara mirada a T/n.

— Así que pareja...

— Oh, en realidad sólo es por esta-

— Así es. Sana aceptó ser mi pareja. —T/n la interrumpió— No sabes lo feliz que me hace~

— Ya veo. —Irene sonrió satisfecha— Me alegra saber que por fin mi amiga consiguió a alguien a quien querer. Espero que sean felices.

Sana sintió sus mejillas calientes debido al sonrojo que le provocaron esas palabras.
Al parecer T/n no iba a explicar el hecho de que solo la acompañaba por esa noche.

— Oh, ¿pero dónde están los protagonistas de esta noche? —T/n cambió de tema.

— En unos minutos volverán. —comentó Irene— Estaban conversando con tus padres. Qué por cierto estarán más que encantados contigo. —sonrió hacia la japonesa.

— Me siento nerviosa... —dijo sincera— ¿Está bien que me presentes, T/n-ah?

La nombrada sonrió con ternura y asintió.

— Eres mi pareja, Sana. Y no planeo ocultarte de mis padres. Además de que lograrás atrapar sus corazones. Eres una gran chica.

La extranjera se sentía mal consigo misma.
No era sincera con T/n. Y seguir engañandola de esa manera... Tenía un propósito pero Im T/n era una persona muy bondadosa. Y Sana se estaba aprovechando de eso.

— ¿Sana?, ¿estás bien? —T/n la sacó de sus pensamientos.

— ¿Eh? Ah... Perdón, estuve algo distraída. —sonrió levemente.

— Bueno, te decia-

— Oh, pero qué milagro. —2 parejas mayores se iban abriendo el paso entre los invitados— Ha pasado un buen tiempo, T/n. —comentó uno de los hombres.

Sana se sorprendió al verlos. Era más que obvio quienes eran pero desprendían una especie de aura asombrosa. Además de que se notaba la buena relación entre familias.

— Y vaya que fue mucho tiempo, tíos. —sonrió Im— Felicidades por su aniversario~

— Gracias, T/n-ah. —la mujer al lado de dicho hombre observó a Sana con una sonrisa— ¿Ella es...?

Para los que estaban cerca, nunca habían visto tal muestra de afecto y enorme sonrisa de T/n al tomar la mano de Sana.

— Mi pareja, su nombre es Minatozaki Sana. —contó con emoción.

La japonesa sintió una especie de alegría al escucharla. Tanto era que no puedo ocultar su sonrisa.

— Mucho gusto en conocerlos, felicidades por su aniversario Sr. y Sra. Bae. —ofreció una reverencia— Asimismo, es un placer conocer a los padres de T/n. —sonrió hacia la otra pareja.

A los mayores solo les bastó esas demostraciones para quedar satisfechos.

— Bienvenida a la familia, Sana. —comentó la Sra. Im con una sonrisa mientras tomaba sus manos.

Los invitados habían quedado asombrados por ese gesto. No era común ver a las dos familias más influyentes, compartir de manera casual con alguien desconocida y "sin linaje".

— ¿Por qué no empezamos a cenar y nos cuentas más sobre ti, Sana-ssi? —pidió amablemente el padre de T/n.

— Será todo un honor. —respondió la japonesa con una pequeña sonrisa.

Los mayores empezaron a caminar hacia la mesa designadas seguida de Irene que le mandó un guiño de aprobación a T/n.

— Te dije que les agradarías. —le susurró T/n mientras tomaba su mano con delicadeza.

Para sorpresa de la extranjera, la cena transcurrió de manera casual y armoniosa entre ellos. Las preguntas que hacían eran sutiles y necesarias. Además de que se divertían con algunos malos chistes que hacían los patriarcas de cada familia.

Sana se sentía tan cómoda entre ellos. Que al mismo tiempo trataba de dejar de sentirse culpable.
Ella no merecía estar ahí.

Todo era tan mágico... Qué deseaba que esa felicidad nunca se acabara.

Pero, vamos. Todo tiene un fin...

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Contract || Sana y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora