Capítulo 18

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Se mantuvo en silencio viendo como Bill y su familia se despedía. Sentía que se iba a poner a llorar él también, Bill no lo había podido evitar y se limpió con rapidez una lágrima que se le escapó. Las cosas eran así, ya no era su caso. Regresarían a su trabajo y él solo sabría de Bill por las portadas de las revistas.


Pudo respirar aliviado cuando salieron de la casa de sus padres. Caminaron en silencio hacia el coche y se encargó de guardar la maleta de Bill en el maletero junto con la bolsa en donde llevaba las pocas cosas de Georg. Se puso al volante y condujo a comisaría.

Una vez allí, guió a Bill por los pasillos hasta el despacho del capitán Ford. Le dejó pasar primero y se sentó a su lado delante del escritorio de su superior, que los miraba a los dos con la frente arrugada.


—Hemos conseguido el expediente de Andreas—murmuró Ford pasándoselo directamente a Tom.

Tom lo cogió y leyó muy interesado. Se sabía muy poco de su pasado, había sido arrestado por robos menores cuando aún no había cumplido los 18 años. Pasó una temporada entre rejas tras intervenir en una pelea en donde murió un chico de 20 años. No se pudo comprobar que fuera Andreas quien le diera la mortal puñalada pero aún así estuvo dos años encerrado durante los cuales contactó con gente influyente que veían en él un asesino en serie.


Cuando salió de la cárcel, le esperaba una limusina. Empezó a trabajar haciendo un par de cosillas para un hombre muy influyente, que nadie sabe como apareció una buena mañana muerto en su propia cama. Corrían rumores al respecto sin confirmar, en los que se decían que fue el propio Andreas quien le mató tras haberse acostado con él.

Y Tom lo creía al cien por cien. Bill le había confesado que se acostó con él una vez, y ese podía ser su ritual. Mantener relaciones sexuales con sus víctimas, probarlas antes de matarlas...


Cerró el informe y lo dejó sobre la mesa de nuevo. Entonces Ford le pasó una foto a Bill. Era de Andreas, para que lo identificara, hecha hacía unos cuantos años atrás. Bill alzó la mirada tras sus gafas y asintió levemente. Si, ese era el chico con el que había acostado hacía un par de meses. Jamás hubiera pensado que se dedicaba a lo que se dedicaba, o era un asesino en serie.

Recordaba como fue la primera vez que le vio...Acababa de dar un concierto y estaba en una fiesta celebrándolo. Le vio en mitad de la pista, bailando con los ojos fijos en él. Recordaba como se pasó la lengua por los labios, haciéndole ponerse duro de inmediato.


Al momento dejó a Georg plantado y fue en su dirección. Se le puso delante y empezó a bailar con él.

—Soy Andreas—se le presentó.


—Yo Bill—susurró Bill.

—Lo sé—murmuró Andreas cogiéndole por la cintura con firmeza—Lo sé todo de ti.


Antes de que pudiera replicar, Andreas ya se había apoderado de sus labios. Nunca actuaba así, primero jugaba con los chicos que se ligaba para terminar con ellos en su cama. Pero Andreas le atrajo desde el primer momento que puso sus ojos en él y no se pudo resistir.

Casi se desmayó por el beso. Cuando recuperó el aliento, le "suplicó" que le siguiera. Y así lo hizo Andreas, una limusina les esperaba y fueron directos a su casa. Entró primero y Andreas le siguió como un perrito faldero hasta su habitación. Entonces le cogió con la misma firmeza que en la pista de baile y le llevó hasta la cama desnudándole por el camino, rompiendo esa ropa tan cara que llevaba.


Pero a Bill no le importó. Le gustaba esa forma violenta en la que le agarraba y manoseaba su cuerpo. Se quedó sobre la cama recuperando el aliento mientras que Andreas se desnudaba. Él mismo se colocó el preservativo que Bill le tendió sin apartar los ojos de esa gran erección, y entonces se colocó sobre su cuerpo, separándole las piernas con brusquedad y le penetrándole sin haberle preparado antes.

I would die for youWhere stories live. Discover now