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—¿Adora?—soltó de la nada, observando a la rubia acomodar los platos limpios con el pelo aún mojado.

—Dime.

—¿Cómo te encuentras...?

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a...—la morena pasó saliva, esperando no ser tan directa al respecto—. Me refiero a tu estómago. Ya sabes, aquellos días en el hogar...

—Oh... Pues, nada que me haya cambiado demasiado la vida. Tuve unos estudios al respecto cuando aún vivía con Esperanza y... tuve una deformación uterina, debido a que tuvieron que operarme días después de la pelea por un derrame en mis intestinos. Pasé de tener pocas posibilidades de embarazo a quedar estéril—. El silencio recorrió el departamento, provocando que pase saliva por segunda vez. No esperaba haber hecho tanto daño—. Tampoco pensaba tener hijos, así que ni te preocupes al respecto. Sólo me aseguraste una decisión.

Catra ni siquiera se dignó a responder, sólo asintió, escondiendo su rostro detrás de sus rodillas.

—Oye, mírame—. Levantó la cabeza debido a que una mano en su mentón la obligó, dejándola sorprendida ante el acto y la cercanía de la rubia—. Estoy bien, ¿sí? Lo que hiciste fue un bien, aunque no lo parezca—. Con lágrimas amenazando de salir por sus ojos, asintió, mordiendo sus labios para evitar llorar.

Adora no sabía cómo detener aquel impulso. Odiaba verla así, culpándose por cosas que ya habían pasado y aún la atormentaban, y para evitar que llore se inclinó a por un beso en sus labios.

La morena notó la intención de la ojiceleste y quedó estática ante esto, esperando ansiosa el contacto entre sus labios.

El timbre sonó.

—Debe ser Bow—soltó, alejándose nerviosa y sonrojada, dejando a Catra procesando la situación que estuvo a punto de ocurrir—. ¿Hola? Sí, pasa. Ya sabes el camino.

Dejó el teléfono y se dedicó a hacer café mientras esperaba el toque en su puerta de parte del moreno. Observó el sillón de reojo, notando que se encontraba vacío.

Chequeó el pasillo y pudo ver la luz del baño prendida, quedando más tranquila.

Catra, por otro lado, se encontraba l borde de una crisis. ¿Qué acababa de pasar? ¿Adora trató de besarla? ¿Por qué rayos había hecho tal cosa?

Lavó su rostro con agua fría, observando su reflejo en el espejo.

«Tranquila, nada pasó. Sólo fue un impulso, ni siquiera estuvo tan cerca...»

«Mentira» soltó la segunda vocecita de su cabeza, causando que su sonrojo volviera a aparecer, imaginando cómo sabrían sus labios.

Segundos más tarde, otro montón de agua cayó sobre su rostro.

«Basta, Catra. Saldrás allí y actuarás como si nada hubiera pasado».

Dicho esto, se secó el rostro con la toalla de manos y salió del baño, observando al moreno que había conocido anteriormente.

—Hola, señorita Applejuice—se levantó del sillón, acercándose a estrechar su mano con la de ella—. Un gusto verla sin el traje naranja.

—Buenas tardes—respondió de manera respetuosa, sabía que él se encontraba de su lado—. Y sí, no tendré el traje naranja, pero la tobillera lo compensa—dijo sarcástica, recibiendo una pequeña risa del mayor.

—¿Sabes por qué estoy aquí?

—Para conversar sobre el caso, ¿me equivoco?

—En absoluto—sonrió satisfecho—. Quisiera hacerle unas preguntas fuera del profesionalismo, si no le molesta—. Sus ojos bicolor brillaron en desconfianza por un segundo, pero miró a Adora, quién le dio un gesto de confianza, por lo que  asintió sin más.

—Está bien. Antes de que comencemos, quiero aclarar algo—. Dijo, poniendo incómodo al mayor, pero continuando de igual manera—. Quiero saber exactamente sobre qué caso o múltiples casos hablamos, que no se me grabe, ya que no doy mi permiso, y que en el momento en que decido dejar de hablar, lo hago.

—Me parece perfecto—. Bow sonrió satisfecho, sabía que la morena no era alguien fácil, pero escuchar aquello lo había tranquilizado un poco, de alguna manera.

—Bien—tomó asiento en la mesa frente a él, observando de reojo a la rubia apoyada en la encimera de la cocina junto a ellos con una taza de café en la mano.

—De acuerdo, vine para conversar sobre alguien en particular y todo lo que le incumbe—. Levantó una ceja. ¿Alguien? No podía ser—. No tenemos su nombre real, pero es más conocido como Horde Prime—. Pasó saliva, incómoda.

—Comenzaré con algo—interrumpió, siendo escuchada por ambos oficiales—. Lo conocí una sola vez en persona y ni siquiera pude obtener información suficiente sobre él ya que no estaba interesada en más que huir.

—¿De dónde huiste, Catra?

—Del hogar PSA. Nunca supe el significado de aquellas siglas.

—¿Por qué huiste?

—Porque me torturaron desde mis 5 años y me entrenaron, a su vez, para ser una asesina y obedecer a todo lo que me decían para no enfrentar las consecuencias.

—¿Podrías mencionar todos los nombres que escuchaste en aquel hogar?

—Esperanza, Lonnie, Scorpia, Adora, Rogelio, Kyle, Weaver, Hordak, Prime...—frenó unos segundos, respirando con profundidad— y Mara.

—¿Puedes explicarnos en qué momento escuchaste de Mara?—interrumpió Adora, viéndose involucrada en la situación.

—Escuché a Esperanza y a Weaver conversar sobre una tal Mara. Decían que ella era peligrosa y no tenía la especialidad que ellas con los niños.

—¿Qué clase de especialidad?—continuó Bow.

—Decían que ella era muy débil para mantenerlos a raya como ellas lo hacían con nosotros.

—¿Con quiénes huiste?

—Lonnie y Scorpia—. El moreno frenó unos segundos, uniendo los cabos sueltos de todos los detalles.

—¿Cuándo fue que viste a Prime por primera y única vez?

—El día en que huimos. Scorpia había cortado las rejas de la ventana y habíamos saltado los cuatro por allí, pero logró atrapar a Rogelio, quien se sacrificó por nosotras.

—¿Rogelio?—preguntó confundido.

—Sahalia Lizard—soltó con rabia, mirando al oficial a los ojos, notando cómo la sorpresa lo invadía.

—Ahora todo tiene sentido—susurró—. ¿Qué tan grandes crees que sean las posibilidades de que Prime se encuentre detrás de todo esto?

—En un 100%, oficial. Estoy muy segura de que, tras nuestro escape, Prime nos está asesinando una a una. Comenzó por Scorpia, quién peleó en aquella tienda contra una mujer, sicaria me atrevo a decir, intentó asesinar a Lonnie con el veneno y luego vendrá a por mí—. Sus ojos se encontraban completamente carentes de brillo, asegurada de que no le quedaba demasiado tiempo de vida.

Era cierto, seguía viva gracias a la "protección" de la policía. Si no fuera por aquello, ya se encontraría tirada en algún callejón.

—¿Sicaria?—preguntó, Adora, de manera temblorosa, llevándose una sorprendida mirada de parte de ambos amigos suyos frente a ellos.

Su cuerpo la traicionó y corrió hacia el baño, largando su desayuno por el inodoro.

—Mara...—susurró.

Detrás de rejas [Catradora]Where stories live. Discover now