Capítulo Uno

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—   ¿Quién es?

—   No sé.

—   Sé que lo sabes, no te cuesta nada decirme, Joder. — Un suspiro cansado sale por los labios de aquella señora mientras su mano masajea su cien, intentando que el dolor de cabeza provocado por la insistencia de su hijo, no siga atormentándola.

Llevaban semanas en este tipo de interrogatorios que no llevaban a ningún lugar, pues la señora Kim no daba respuesta alguna a las preguntas de su único hijo.

Todo había empezado desde que TaeHyung en un arranque, decidió limpiar el ático de la hogareña casa en la que vivían, encontrando una caja con unas extrañas fotos de él alrededor de los 10 años junto a otro niño que parecía incluso menor. Ambos se abrazan fuerte, tanto que parecía como si su yo pequeño intentara levantar del piso al otro niño azabache de la foto.

Por si no fuera poco, también halló dibujos del universo y de intentos de pequeños astronautas. Las hojas estaban llenos de polvo y algunas partes no eran entendibles, pero al verlos por un largo tiempo notó que solo se trataba del exterior del planeta Tierra. 

Nunca se habían preocupado por la suciedad de aquel lugar debido a que no era un espacio al que se fuera constantemente. No desde la muerte de su esposo, Kim JaeHo, quien dejó a su hijo de 15 años y a su amada de toda la vida, con el corazón roto en mil pedazos por su inevitablemente accidente un 20 de Agosto saliendo de su trabajo, cuando un mal nacido con varias copas encima perdió el control de su auto, acabando con la vida del hombre de la casa Kim.

JaeHo era el único que subía al ático a matar las arañas que ocupaban el lugar cada vez que tuvieran oportunidad, también sacudía algunas cajas que se llenaban de polvo. Por alguna razón tenía días en los que se pasaba metido en aquel lugar pues en definitiva le encantaba estar en ese cuchitril lleno de suciedad, por lo menos así le decía TaeHyung cada vez que lo cuestionaba por el tiempo que ocupaba en esa parte de la casa.

Sin embargo, luego de su muerte se volvió tabú hablar siquiera de ese lugar, ni la señora Kim o el castaño tocaron ese tema, haciendo como si ese espacio de su hogar no existiera, por lo menos así era hasta ahora.

—   ¿No dirás nada? — Vuelve a preguntar desesperado por el silenció formado.

—   No sé, TaeHyung. Tal vez era uno de los niños del orfanato que era amigo tuyo — Es lo único que se limita a responder luego de tantos días sin palabra alguna, solo eso. El castaño no puede creérselo. —De verdad que no entiendo tu obsesión por este tema, no es nada del otro mundo. — Se levanta de su lugar con la intensión de dirigirse hacia su hijo, quien la detiene con el brazo para que no se acerque más, porque no puede creer que haya dicho esas palabras aun cuando conoce el vacío que siempre ha tenido TaeHyung por su pasado. Camina a paso rápido hacia la puerta escuchando las quejas de su madre.

—   ¿Qué voy a saber yo de eso? Fui dos veces a ese lugar y eres consciente de aquello. — Esas palabras logran detener su andar. Siente como la poca estabilidad que le quedaba se fractura, dejando salir su faceta más frágil.

—   Ni siquiera puedes decir una excusa creíble. — Habla sin mirarla con un tono de voz más bajo de lo usual, alertando a la señora Kim.

—   Tae, no hagas esto, por...

—   ¡¿Y qué quieres que haga!? — Las lágrimas brotan de sus ojos y su voz se rompe cuando varios sollozos quieren escapar de sus labios, pero son detenidos por la mano del chico. —Tu-ú sabias lo importante que era para mí saber de este tipo de cosas y ni siquiera te importó ocultármelo.

—   Escucha, de verdad que no... —El chirrido de la puerta interrumpe cualquier intento de convencer a su hijo que se olvide de todo.

Que tonta.

La estrella en lo más alto del cielo [Three Shot]Where stories live. Discover now