V

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-Yo... -consiguió balbucear Wilhelm con una falta de aire agobiante y las manos temblorosas- Yo no... -hablaba sin poder desviar la vista de los labios de Simon.

El de rizos carraspeó echándose hacia atrás con el desayuno luchando por salir.

-Ya, es lo que imaginé. -titubeaba mientras intentaba tragarse la angustia.

Hizo ademán de marcharse cuando Wille se aferró a su camisa morada.

-Espera. -dijo sin saber qué explicación darle.

Tiró de la ropa del corista consiguiendo acercarle lentamente hasta volverlo a tener cerca.

-Ya dijiste lo que tenías que... -estaba diciendo Simon, pero otra ola de calor se apoderó de él cortándole.

Wilhelm había cogido valor y se hubo acercado al rostro del de rizos, quedando a escasos centímetros de sus labios, rozando su nariz con la de él.

No quería pensar sobre qué sentía ni mucho menos quería calentarse la cabeza buscando una respuesta. Aquel chico le llamó la atención desde el primer momento y aquel beso le había dado un vuelco al corazón y devuelto a la vida.

-Olvídalo, no dije nada. -murmuró el príncipe dejándose llevar por sus instintos.

Sus labios se volvieron a rozar, ahora de una forma más decidida, con más ganas y emoción.

Las manos de Simon subieron hacia el pecho del príncipe, donde aún se sentía el bombeo del corazón, pero esta vez por emoción, y se aferró a su fina sudadera.

De pronto, cuando más perdidos en el otro estaban, aporrearon la puerta sin compasión alguna.

Ambos se separaron de golpe por el sobresalto.

-¿¡Estás ahí, primo!? -hablaba August, que, como siempre, buscaba a Wille.

El príncipe se bajó rápidamente de la ventana, ya con el trasero adormeciendo, y se escabulló velozmente hasta el otro lado de la habitación, arrastrando a Simon con él y metiéndose bajo un escritorio que miraba a la pared y por el que no se les podría ver.

-Shh... -dijo Wilhelm.

-¿Otra vez escondidos? -susurró poniendo los ojos en blanco mientras se apoyaba en la madera tras ellos.

-¿Wille? Ya te desapareciste de nuevo, ¿Eh? -comentó con picardía- Bueno, bueno, pues entonces os dejo. -carraspeó- Quiero decir, te dejo. -soltó una sutil risita y salió cerrando la puerta tras de sí.

-¡Arg! -exclamó Wilhelm en cuanto se escucharon los pasos alejarse.

-¿Por qué no le dices que te deje?

Wille le observó esperando más explicación.

-Veamos, principito, ¿Quién es más poderoso?, ¿El primo segundo de la corona o la misma corona? -levantó las cejas como si la respuesta fuese la más obvia.

-Ya sé. -echó la cabeza hacia atrás con frustración.

-¿Harás algo?

-No es tan fácil, ¿Sabes? -le miró de reojo.

-Solo es pedirle espacio. -frunció el ceño sin comprender.

-Ya, pero... -no sabía por dónde empezar. Suspiró bajando la cabeza.

-¿Pero...? -insistió interesándose.

-Nada, ya dije que no es tan fácil. Eso es todo. -hablaba con un tono cada vez más cortante.

Simon quiso decir algo para calmar las aguas, pero Wille actuó antes. Salió rápidamente de bajo el escritorio y se volvió a posicionar junto a la ventana con un dolor persistente en el pecho.

Fuck The MonarchyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora