-¿Y estos?-

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Acabo de arribar en la escuela en mí vieja (no tan vieja) bicicleta...

Lo primero que ven mis ojos al llegar es la estructura de la escuela y el gentío que hay dentro moviéndose para ir a sus salones. Hay algunos alumnos que optan por no entrar porque de seguro son delincuentes, o se hacen pasar por unos, y algunos profesores llevando carpetas para explicar la clase.

Faltaba como media hora para que la hora escolar termine y mí hermano salga, esperarlo con los brazos abiertos es lo único que se me ocurre. Recuerdo que éste año y fecha el estaba completamente golpeado y herido, con la mirada perdida.

Yo en estos momentos me hacía el tonto e ignoraba el dolor de mí hermano, en vez de ayudarlo y tratar de dialogar de lo sucedido optaba por solo dejarlo pasar y hablar de lo que íbamos a comer hoy o si se iba con sus amigos por ahí. Porque sabía que él no me diría nada y evadiría el tema o me diría que dejara de molestar.

Conozco a Takemichi lo suficiente como para decir que el prefiere aguantar esto solo, que el está solo en el mundo y nada puede ayudarlo a librarse de éste infierno...

Eso cambiará ahora mismo.

Ya no te ignoraré mí querido hermano menor, tendrán que pasar sobre mí cadáver para poner un dedo sobre ti otra vez. Me vas a tener encima todo el día y no te dejaré hasta que me digas que es lo que pasa, no volveré a cometer el mismo error dos veces. Si estoy aquí es por algo y me tendrás de apoyo ahora, no estás solo...

Levanto la vista otra vez al percatarme que me perdí otra vez en mis pensamientos y casi olvidé por poco a lo que venía. Al fijarme bien al frente pude divisar cuatro figuras en la entrada de la escuela secundaria, dos de ellas las reconocí al instante pero las otras dos... ¿Y estos? ¿Quiénes son estos chicos? No los reconozco de ningún lado.

Uno alto, rubio, cabello en una trenza rapado en ambos lados dejando visible un tatuaje de dragón. El otro es más bajito, incluso un poco más que mi hermano, de pelo largo recogido en una pequeña coleta hacía atrás y ambos compartían el mismo color de ojos. Viéndolos mejor, son delincuentes y están cerca de mí hermano...

Me les quedó mirando a la lejanía dudando en acercarme y noto como Hina-chan estaba disculpándose con el más bajito y este parecía no darle importancia. Mí hermano pareciese como si el alma se le hubiese salido del cuerpo, estaba muy pálido.

Cuando Hina-chan estaba terminando de despedirse es cuando nota que los estoy observando.

-"¡Takeshi-san, buenas tardes! ¡Es un gusto verlo por este lugar!"- Todo eso dicho a la lejanía mientras agitaba su mano y saludaba con mucha energía, alejándose del lugar hacia el recinto nuevamente. Me pregunto cómo estará la Hina del futuro...

Devuelvo el saludo igual de enérgico y agradable y es ahí cuando Takemichi voltea a verme con los ojos bien abiertos y desorbitados. Pareciera que le costaba respirar de un momento a otro y no supiese que decirme. Cuando hago el amague de dejar mí bicicleta e ir a auxiliarlo este viene corriendo hacia mí, desesperado, casi asustado, mientras las lágrimas recorren su rostro golpeado.

Me abraza con tanta fuerza que me quita el aire y casi me tira, observo desde arriba con sorpresa no esperando que éste viniese de esa forma a mis brazos, pensando que sería al revés pero quitándole importancia devuelvo el abrazo con la misma fuerza mientras río de la extraña situación.

-"nee nee, Takemichi ¿Que pasa hermanito? ¿Sucedió algo? ¿Te hicieron algo?"- Mí voz tiene palpable preocupación, queriendo saber en qué puedo ayudarle, antes no pude pero ahora, haré hasta lo imposible por él, como hubiera querido antes...

Hermano Mayor/Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora