Parte 3

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—Desde aquí, avanza un poco más con la montaña que puedes ver al norte como un marcador. El punto de reunión está después de cruzar tres ríos.

Es un territorio de bestias, así que asegúrate de que no te coman.

En la cima de la montaña a la que finalmente había llegado, Zetsu le indicó el nuevo camino. Honestamente, moverse de acuerdo con sus indicaciones era incómodo, pero ella respondió “Sí”, y se dirigió al punto de destino.

Como Zetsu Blanco dijo, no era un camino, sino un territorio de bestias. Mientras se movía saltando por las ramas, prestó atención a sus alrededores.

De inmediato cruzó el primer río, y corrió sin descanso, pero a veces el aroma a flores venía desde el interior de sus ropas. No podía tirar las flores blancas que encontrara al pie de la montaña. Cuando olió el aroma de las flores, otro recuerdo regresó.

La conversación de cuando recibió la flor de Yahiko.

☯️

La flor…

Después de unos días, la flor gradualmente se marchitó. A diferencia de sus flores de papel, la esperanza de vida de una flor real era breve. Quizás ese fue el hecho por el que volvían a casa o al camino, pero Konan no quería perder esa flor.

—…

Luego Konan, cuando Yahiko y Nagato estaban fuera, había envuelto la flor con papel, y trató de prensarla y secarla poniendo una piedra sobre ella a modo de peso.

—… Lo haré.

Habían pasado cuatro días desde que pusiera la piedra. Cuando tenía algún tiempo a solas, en secreto comprobaba la flor. Era la primera vez que lo hacía, así que su forma era un poco mala, pero incluso así estaba satisfecha. Luego, podría guardarla consigo durante mucho más tiempo.

—… Es preciosa.

—¡¡!!

Entonces, el que había hablado al ojear la flor prensada desde detrás de Konan era Nagato.

—N-Nagato.

Él había vuelto a casa antes de lo que había notado. Viendo a Konan, que estaba extrañamente sonrojada, Nagato sonrió.

—Parecía que tenías algo en mente, Konan, pues llevas viniendo aquí vario días, pero resulta que era eso.

Girando el tablón que estaba en la pared de su escondite, Nagato se sentó al lado de Konan. Ella volvió a colocar la flor prensada en el papel que la envolvía y la colocó en la esquina del escritorio tratando de ocultarla.

—¿No fuiste herido?

—Todo bien. Yahiko volverá pronto también.

—Bien. En ese caso, deberíamos preparar algo de comer.

—Es verdad.

Cuando se conocieron, Nagato era tan delgado y débil que parecía que moriría en cualquier momento. Tenía unos ojos especiales, el Rinnegan, y era temido por la grandiosidad de su poder, pero ahora era un buen ninja, tanto en mente como en cuerpo.

—… Por alguna razón, de repente me acordé de Jiraiya-sensei.

Mientras estaban preparando la comida, Nagato miró intensamente a los tablones.

Jiraiya era un ninja de Konohagakure que había enseñado ninjutsu a Konan y el resto. Y no solo ninjutsu, también muchas cosas importantes para sobrevivir.

Akatsuki Hiden Where stories live. Discover now