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Se encontraban discutiendo que juego era mejor.

Sam quería jugar poker y Scott tutti frutti.

Al final ganó Scott y se pasaron la siguientes dos horas peleando por si alguien había inventado un apellido, o si aquél país que mencionaba Wanda era en realidad una ciudad. Aunque Visión aclaraba todo y nadie le refutaba.

Esa misma tarde recibieron una llamada de Fury, los quería de vuelta en Nueva York.

Regresaron esa misma tarde y a diferencia de como habían venido la primera vez, Tony se encontraba en medio de ambos soldados, más que cómodo con el contacto.

Cuando llegaron a la torre Fury los envío a una misión, fueron todos a excepción de Winter y Bucky. Tony notó eso y anotó mentalmente hablar con Fury.

Cuando volvió al día siguiente se plantó el la oficina de director de Shield.

—No puedes simplemente excluirlos.

—No me arriesgare a que uno de ellos se vuelva loco e intente matarlos. —Había visto a ambos cuando volvieron de sus viaje y ciertamente esas miradas eran totalmente asesinas.

—Te recuerdo que yo fui quien hizo el tratamiento. Están en perfecto estado y listos para las misiones —Tenía toda la razón. Winter había sido un agente todo el tiempo, aunque del bando equivocado, y Bucky era un soldado de guerra. Estaban más que listos.

—Bien. Si algo malo pasa, será tu culpa.

Tony salió con una sonrisa en su rostro.

***

La primera misión a la que asistieron, todos estaban tensos excepto Tony. Claramente no confiaban en que estuvieran completamente sanos.

Para su sorpresa, hicieron un trabajo impecable, no pasó ningún disturbio. Y contrario de lo que creeian, no se pasaron todo el tiempo intentando cubrir a Tony.

Sabían que no era una damisela en apuros. Y eso le gustó al genio.

Después de todo, su relación mejoraba cada día.

Volviendo al ahora, acababan de llegar de una misión y todos se esparcian a sus respectivos dormitorios para ducharse. Tony, que se había retirado la armadura mientras entraba a la torre, ya se encontraba dándose una rápida ducha. O eso el creía.

Winter y Bucky habían esperado que el genio entrara para seguirlo. Al entrar en la lujosa habitación escucharona ducha y se apresuraron a deshacerse de sus trajes hasta quedar en ropa interior.

Se dirigieron al enorme baño donde Tony se encontraba, aún no se percataba de nada hasta que sintió la cortina abrirse. Se giró encontrándose a los soldados entrando a su ducha. En ropa interior.

—¿Qué creen que hacen?

—Estamos ahorrando agua Kotenok. —Winter se acercó y se colocó detrás de Tony para comenzar a besar su cuello.

Cuando Bucky notó que se dejó llevar, se acercó también y juntó sus labios. Tony pasó las manos por su cuello acercandolo más, mientras Winter tenía las manos en su cintura rozando su ereccion en su trasero.

Se detuvieron para deshacerse de su ropa interior y Tony tomó el shampoo para lavar el pelo de Bucky. Los siguientes minutos constaron de mimos mientras uno limpiaba al otro y viceversa.

Cuando salieron de la ducha Bucky tomó a Tony entre sus brazos hasta la cama donde lo arrojó no muy brusco.
Se situó sobre el lo besó mientras Winter buscaba algo en la mesita de noche. Volvió con un bote de lubricante.

—¿Cómo sabías que eso estaba ahí? —Tony intentaba no soltar jadeos por el roce de Bucky contra el.

—Se muchas cosas Anthoska. —Se aproximó a la cama donde Bucky se había echado a un lado y besaba el cuello de Tony.

Winter se colocó entre las piernas de Tony y se echó lubricante en sus dedos que encontraron camino hasta la entrada de Tony. Este dio un respingo al sentir la invasión pero se dejó llevar por la sensación que los dedos frotandose suavemente. Cuando ya había estimulado un momento comenzó a agregar dedos mientras que los gemidos del genio eran callados por los labios de Bucky.

Winter arrojó el bote de lubricante a un lado y se posicionó en la entrada de Tony. Buscó su mirada para pedir consentimiento y Tony asintió. Procedió a empujar lentamente. No quería dañar a su Kotenok.

Luego de unos minutos el ardor se había convertido en placer y Winter se movía más rápido y profundo.

Hasta que tocarona puerta.

—¡Tony! —Llamó Nat. —¿Tienes un minuto?

Mierda.

𝐊𝐎𝐓𝐄𝐍𝐎𝐊 | 𝖶𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝖨𝗋𝗈𝗇Where stories live. Discover now