Capítulo 6

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Habíamos llegado a mi casa, Kalem en su carro con su hermano menor y yo con mamá, quien no paró de darme sonrisitas en el camino. Agradecí que no me hiciera preguntas.

Estaba en la sala junto al castaño, Khaled había salido corriendo cuando mamá le indicó donde estaba la cocina. Fui por un vaso de agua para los dos, al regresar y acercarme al sillón donde estaba Kalem me tropecé con mis pies porque la alfombra me odiaba y una cantidad de agua fue a parar hacia el chico.

—¡Ay, señor! Juro que no fue intencional —Dejé los vasos sobre la mesita y me apresuré a tomar unas servilletas de unos de los cajones de los muebles. Kalem se puso de pie mientras sacudía su camiseta que resultó afectada—. Lo siento, a ver déjame arreglarlo.

—No hay problema, de verdad —Sonrió divertido—. Sí querías que me bañara solo tenías que decírmelo.

—Este chico —Negué con mi cabeza con una pequeña sonrisa, con las servilletas comencé a secar su camiseta como pude. Mis manos sintieron sus abdominales encima de la tela—. Pero si estás más bueno que el pan de la abuela —susurré hipnotizada por los trabajados músculos del chico atleta.

—Puedes enseñarme de nuevo tu cuarto —opinó en un susurro.

Al castaño le gustaba tentarme de esa manera.

—No tienes tanta suerte, Kalem.

—No pienso lo mismo —dijo sin dejar de verme a los ojos. ¿Qué quería decirme con esa mirada?

—Yo tengo tantas preguntas por ser un hombre curioso —Mi padre apareció de la nada dandome un susto—. Pero en este momento me gustaría saber porque mi hija tiene sus manos sobre el abdomen de este chico cuya identidad no conozco.

—Ay, papá. No seas así. —Quité mis manos abochornada.

—Kalem Taylor, señor Scott —El castaño extendió su mano con una sonrisa que derrochaba encanto. Mi papá arrugó su frente como lo hacía yo y estrechó su mano aprendo más de lo necesario la de Kalem.

—Necesito más que un nombre para comprender el porqué estás en mi casa a estas horas —dijo con sus brazos cruzados y la mirada intimidante.

Miré de reojo a Kalem y podía decir que el chico no parecía intimidado para nada. De hecho, se encontraba entretenido pues la sonrisa de su rostro no se iba y eso a papá parecía molestarle.

—La señora Scott nos invitó a comer —dijo.

—¿Nos? —Elevó una ceja.

Y como si lo hubieran invocado Khaled llegó corriendo al salón con un avión de juguete. Oh, no. Era uno de los que mi padre coleccionaba. ¿Cómo lo había conseguido? Los ojos de él se abrieron al ver al pequeño con uno de sus tesoros en las manos.

—Baja eso, pequeño huracán —Corrió detrás de él, pero el niño corría y lo esquivaba más rápido mientras soltaba risitas.

Kalem también corrió detrás y yo estaba de pie en el salón riéndome por el desastre en mi casa.

—¡No te rías, Heather Monserrat! —Me regañó mi padre, tenía la costumbre de llamarme por un segundo nombre diferente. La verdad era que yo no tenía segundo nombre, pero a él le divertía hacerlo—. Aún no me has dicho la relación que tienes con el muchacho como para que tu madre lo haya invitado a sentarse en mi mesa —dijo agitado por seguir persiguiendo al niño.

—Ajá —dije distraída mientras sacaba mi celular y comenzaba a grabarlos para reírme después.

Luego de un rato de lucha de los hombres detrás del pequeño huracán como lo había apodado mi padre, estábamos todos sentados en la mesa del salón. Mi padre con su dura mirada sobre Kalem y su hermano menor, quienes estaban distraídos devorando su comida. El niño se volteó a ver al castaño para sonreírle y mostrarle sus pequeños dientes, Kalem le devolvió la sonrisa y limpió sus comisuras sucias con los pulgares.

Besos de Kalem |Completa|Where stories live. Discover now