UN CIELO NOS SEPARA

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El cielo podía tener diversos significados dependiendo de los ojos que lo miren, pero para Bachira Meguru, el cielo era sinónimo de sentirse pequeño y grande a la vez. Infinito. Ahí, en ese momento, una pequeña estela de esperanza surcaba a través de él.

El muchacho elevó su rostro hacia el cielo, con la suave brisa besando sus redondas mejillas haciéndole cosquillas, y en su mirada habitaba un brillo indescifrable ante el firmamento que se cernía sobre su persona.

Desde niño, Bachira encontraba una belleza casi eterea en el cielo; no sabía por qué, pero, por alguna razón, siempre que algo parecía inquietarlo detenía todo lo que estaba haciendo para tomar un respiro y alzaba la cabeza para que sus ojos se reconfortaran con la inmensa paz que solo el cielo era capaz de brindarle.

Sentía que la Tierra no tenía ni una tristeza que el cielo no pudiera curar.

—¡Bachira!, ¿estás bien? Te quedaste quieto de repente... —Giró su rostro al escuchar la voz de su amigo a la distancia, quien venía corriendo y con una pelota de fútbol bajo el brazo.

Ambos vestían el uniforme escolar, sin embargo, lejos de lucir pulcro y ordenado, la camisa blanca estaba salpicada con diversas manchas de tierra, desarreglada. Sus pantalones negros tenían restos de pasto por donde se le mirase y la punta de sus zapatos estaban gastadas. Sorprendentemente, esas no eran las peores pintas que Meguru y Yoichi podían tener tras un intenso partido uno contra el otro en plena cancha de tierra improvisada.

A Bachira le gustaba pasar tiempo con Isagi. Desde que lo conoció aquella tarde luego de la escuela, sintió un fuerte vinculo con él, era una de las pocas personas en el mundo a las que Bachira podía considerar amigo, y faltaban estrellas en el cielo para medir el infinito agradecimiento que sentía por tenerlo a su lado.

Meguru simplemente sonrió.

—Me quedé pensando... —Isagi lo miró con atención, el tono calmado y sereno en su voz, sin ese tinte juguetón en ella, era algo que nunca había escuchado. Bachira giró ligeramente su rostro hacia arriba. Apretó los labios, titubeante—. Si me fuera algún día, ¿me extrañarían?

Isagi parpadeó anonadado ante la pregunta que su amigo había hecho. Sus cejas se alzaron y arrugó la frente, tomándose su tiempo para poder analizar las palabras que Bachira había soltado sin motivo aparente.

Por un momento, pensó que estaba diciendo alguna de sus tantas bromas, pero inmediatamente se retractó de esa idea. Bachira estaba siendo sincero y él debía de darle una respuesta sincera también.

—¿Irte en qué sentido? —Fue lo único que pudo formular el muchacho. Bachira suspiró, no de forma frustrada, si no, más bien, de forma lenta, casi como si fuera una diminuta risa.

Hincó sus rodillas, apoyó su cuerpo en el suelo para luego dejarse caer en el césped estirando sus brazos lado a lado, con el amarillo de sus ojos perdidos en el inconmensurable azul del cielo.

Isagi lo imitó.

—Irme, ya sabes, a otro lugar —respondió tras una breve pausa.

El contrario asintió, aún intentando acostumbrarse al raro cambio del aura de su amigo. Si tuviera que describir a Bachira en una sola oración, definitivamente diría que tenía la energía suficiente que, si se usara como electricidad, serviría para iluminar tres edificios completos. Por lo mismo, verlo así, tan apagado, lo llenaba de una extraña sensación de vacío en él.

Se removió en su lugar antes de darle una respuesta.

—Por supuesto que sí. Sí —aseguró, luego, relamiéndose los labios e intentando no sonar entrometido, agregó—: ¿Por qué la pregunta?

❪ A SKY SEPARATES US | B. MEGURU ❫ BLUE LOCKWhere stories live. Discover now